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En la última edición de Sin Fronteras analizamos los elementos detrás de la posible gestación de una nueva burbuja en los mercados accionarios de Estados Unidos. En dicha edición llegamos a la conclusión de que la continuación del bull market en esta etapa depende directamente de la expectativa de que las actuales condiciones monetarias pueden ser extrapoladas indefinidamente.

En este sentido, el aguijón más evidente que podría pinchar la burbuja es un cambio en las expectativas sobre el timing y la trayectoria de la normalización de la política monetaria. No hace falta ir muy atrás en el tiempo para encontrar una muestra de lo que podría suceder en un escenario así, basta con observar lo que sucedió en el episodio conocido como el Taper Tantrum en el 2013.

Vale la pena recordar que a partir del primer programa de estímulos cuantitativos anunciado en el 2008, el balance de la Fed se cuadruplicó, pasando de 900,000 millones a 3.6 billones de dólares. Durante ese periodo, la Fed participó con casi una tercera parte de las compras en el mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos (suena familiar, ¿no?).

En el 2013, el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, anunció que en un futuro, la Fed comenzaría un proceso gradual de normalización de su política monetaria reduciendo el monto mensual destinado a la compra de bonos del Tesoro.

Este anuncio, provocó un fuerte repunte en las tasas de interés de largo plazo y en especial en el benchmark del bono del Tesoro a 10 años, detonando un ajuste en los mercados accionarios. Entre abril y septiembre del 2013, la tasa del bono del Tesoro a 10 años subió de 1.66 a 2.94 por ciento.

Esta súbita y acelerada alza provocó dos caídas de 5% en el S&P 500, la primera en mayo y la segunda en agosto. El impacto no fue mayor porque la tasa del bono a 10 años comenzó a bajar marcadamente en el 2014, alcanzando el nivel que tenía previo al Taper Tantrum a principios del 2015.

El daño comenzó a contenerse cuando diferentes miembros de la Fed procuraron un mensaje de tranquilidad a los mercados, argumentando que si bien el balance de la Fed no estaría creciendo al mismo ritmo, la política monetaria seguiría siendo sumamente acomodaticia y que las tasas de interés se mantendrían en un nivel cercano a cero por un tiempo adicional.

A prácticamente ocho años del Taper Tantrum, algunos observadores identifican una re-edición de este fenómeno como el principal riesgo al bull market. Aunque nadie espera que la Fed comience a modificar su política monetaria en el corto plazo, una vigorosa recuperación de la economía podría contribuir a que la meta de pleno empleo se alcance antes de lo que tiene descontado el mercado.

El PIB de Estados Unidos podría recuperar su nivel pre-Covid en la segunda mitad del 2021 pero el empleo suele ser un indicador rezagado. La expectativa del mercado es que la meta de pleno empleo se alcanzará hasta finales del 2022. Sin embargo, el mercado anticipa que la Fed comience a normalizar su política monetaria hasta principios del 2024.

No obstante, la aprobación del nuevo plan de estímulo fiscal por 1.9 billones de dólares, acompañada de una aceleración en el plan de vacunación (la administración Biden espera tener vacunas disponibles para toda la población en mayo, dos meses antes del plan original) podrían contribuir a una recuperación más vigorosa de la actividad económica y del empleo.

Esta situación podría forzar a la Fed a adelantar su calendario de normalización monetaria, lo cual podría detonar un nuevo Taper Tantrum.