La primera consigna que tienen las afores en la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro está clara en el artículo 18
No es lo mismo decir que el gobierno federal se apropió de los ahorros de los trabajadores para el gasto público que decir que las administradoras de fondos para el retiro invertirán en proyectos del Fibra E. Y para que no se trate de un nuevo eufemismo para las pérdidas de siempre, lo que cuenta es que haya reglas claras.
Siempre será una tentación echar mano de la enorme bolsa de ahorros para el retiro que en casi 20 años de operación de las afores han logrado concentrar 3,600 millones de millones de pesos.
Es evidente que una masa de ese tamaño hace volar la imaginación de los que creen que ahí hay de dónde completar más de un presupuesto público. Es como aquellos que creen que las reservas internacionales del Banco de México se pueden usar para reactivar el mercado interno como dijo alguna vez un aspirante a la Presidencia.
La primera consigna que tienen las afores en la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro está clara en el artículo 18 cuando señala que las administradoras deberán efectuar todas las gestiones que sean necesarias para la obtención de una adecuada rentabilidad y seguridad en el capital de las sociedades de inversión que administren.
Tal monto de recursos es fácil que pudiera depredar a los mercados menos riesgosos, como los mercados de deuda pública locales, por lo tanto el horizonte de inversión tiene que ser mucho más amplio que algunas parcelas del mercado local.
Además, como se trata de optimizar los recursos para el retiro hay mercados que ofrecen mejores rendimientos, aunque siempre cumpliendo el principio de mayor riesgo. Por eso cuando el nivel de peligro es aceptable se permiten estas inversiones para los ahorros con perspectiva de más largo plazo. Para los jóvenes, pues.
Las reglas hoy permiten las inversiones en instrumentos diversos nacionales o extranjeros, de renta fija o variable, públicos o privados. En fin, un abanico amplio para optimizar los recursos.
En una perspectiva de mediano y largo plazos son recursos con aceptable plusvalía, a pesar de las minusvalías de las fotografías de corto plazo. Sin embargo, son recursos que hoy resultarán insuficientes para el retiro de una mayoría de trabajadores, porque las cuotas obrero-patronales son bajas y el ahorro voluntario es prácticamente nulo.
Los fibras, que son fideicomisos de inversión en bienes raíces, son opciones atractivas por su forma original de agrupar hoteles, edificios de oficinas, bodegas, comercios, en fin. Porque ahí están muy bien determinados los flujos que alimentarán el negocio de quien invierte.
Pero un fibra energético tiene ese componente adicional de la inestabilidad de un mercado incierto. Es un riesgo adicional que necesita reglas muy claras y una vigilancia muy estricta.
La decena de fibras que existen hoy en el mercado bursátil mexicano tiene una capitalización alta y buenos resultados tangibles para la infraestructura y para los inversionistas.
También los certificados de desarrollo de capital dan buenos dividendos. Y los fideicomisos que ahora patrocina el gobierno no tienen por qué no ser una opción atractiva y segura para las afores y otros inversionistas, pero la diferencia será la regulación y la transparencia.