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La inflación también se ha visto afectada por la pandemia. El comportamiento de los precios no es el mismo cuando los consumidores están confinados en sus casas, cuando sólo tienen acceso a los productos esenciales y cuando la prestación de servicios está restringida.

El desempleo y la pérdida de ingresos afecta evidentemente el consumo. Pero, también, aquellos que no perdieron su fuente laboral o no disminuyeron sus ingresos tienen hoy menos en qué gastar y eso altera sus patrones de consumo.

En fin, que la pandemia también habrá de dejar enseñanzas en materia de cambio de hábitos de los consumidores y de la formación de precios.

La inflación en México, influida por la epidemia de Covid-19, ha dejado un mayor incremento en los precios de las mercancías y una moderación en los aumentos de los precios de los servicios.

Y dentro de las mercancías, los productos alimenticios han tenido aumentos más notables, porque éstos siempre han estado disponibles, aún dentro de la peor etapa de confinamiento.

Por ejemplo, al interior de los servicios, aquellos que tienen que ver con la educación, básicamente las colegiaturas, han frenado sus incrementos en la medida en que ha bajado la demanda de educación privada.

Esa es la película de la inflación de este año de pandemia. Pero dentro de esa historia conocimos ayer 24 de noviembre, la fotografía de la inflación de la primera quincena de este mes de noviembre que además de los cambios influidos por la enfermedad dejan ver el intento de aumentar las ventas al menudeo con el adelanto y extensión de El Buen Fin.

Habitualmente esa temporada de ofertas de El Buen Fin se ubicaba durante el fin de semana del puente del aniversario de la Revolución Mexicana. Que regularmente es durante la segunda quincena de noviembre.

Pero este año, en un intento de recuperar algo del mercado perdido, en un afán de fomentar el comercio electrónico y de paso, espaciar la presencia de los consumidores en los pisos de venta, El Buen Fin inició el 9 de noviembre, esto es, durante la primera quincena de noviembre.

Así que las ofertas, las bajas en los precios, se dieron en esa primera parte del mes a diferencia de años anteriores en que El Buen Fin era un evento de la segunda quincena de noviembre.

La inflación de El Buen Fin de este año se nota en la baja del subíndice de mercancías, dentro de la inflación subyacente. Ese registro de -0.30% durante la primera quincena de noviembre de este año, en comparación quincenal, es el reflejo de las ofertas.

Y el comparativo anualizado de ese mismo subíndice de los precios de las mercancías en un nivel de 5%, deja ver la inflación de la epidemia.

El Buen Fin formalmente terminó el pasado día 20, lo que implica que los precios de las mercancías regresan al nivel que tenían antes de las ofertas, eso debe implicar aumentos que pueden ser notables en la comparación quincenal.

Así que, el registro de la inflación general anualizada en niveles de 3.43% tiene el espejismo de El Buen Fin, en este año de inflación Covid.

Comercio en tiempos de Covid-19

  • El desempleo y la pérdida de ingresos afecta evidentemente el consumo. Pero, también, aquellos que no perdieron su fuente laboral o no disminuyeron sus ingresos tienen hoy menos en qué gastar y eso altera sus patrones de consumo.
  • Habitualmente la temporada de ofertas de El Buen Fin se ubicaba durante el fin de semana del puente del aniversario de la Revolución Mexicana. Que regularmente es durante la segunda quincena de noviembre.
  • Pero este año, en un intento de recuperar algo del mercado perdido, en un afán de fomentar el comercio electrónico y de paso, espaciar la presencia de los consumidores en los pisos de venta, El Buen Fin inició el 9 de noviembre, esto es, durante la primera quincena de noviembre.
  • La inflación de El Buen Fin de este año se nota en la baja del subíndice de mercancías, dentro de la inflación subyacente. Ese registro de -0.30% de la primera quincena de noviembre es el reflejo de las ofertas.