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La semana pasada se dio un hito histórico para la industria petrolera a nivel global: Estados Unidos (EU) se volvió exportador neto de crudo por primera vez desde 1940.

De acuerdo con datos de la Energy Information Administration, durante el mes de septiembre de este año, EU exportó 89,000 barriles más de los que importó. Aunque EU ya había registrado superávits semanales en la balanza petrolera, los datos publicados la semana pasada presentan el primer superávit mensual.

Este hito ha sido principalmente impulsado por el fuerte incremento en la producción de petróleo en EU que en menos de una década pasó del tercer al primer lugar del ranking mundial al elevar su producción por un factor cercano a 2.3x entre el 2008 y el 2018.

La transformación de la industria petrolera de Estados Unidos sería imposible de entender sin el impacto dramático que los avances tecnológicos han tenido sobre la posibilidad de extraer crudo de formaciones anteriormente inviables desde el punto económico.

El perfeccionamiento de las técnicas de perforación horizontal y de fracturación hidráulica de roca (conocida como fracking en inglés) en combinación con un entorno de precios del petróleo altos entre el 2007 y el 2014 (el precio del barril promedió 95 dólares excluyendo el periodo de la crisis financiera entre octubre del 2008 y diciembre del 2009) detonaron un boom en la producción de petróleo a partir de formaciones de roca tipo shale ubicadas a grandes profundidades en diferentes partes de Estados Unidos.

Aunque esta revolución permitió que EU rebasara a Arabia Saudita como el primer productor a nivel mundial desde el 2013, septiembre del 2019 es el primer mes en el que EU es un exportador neto de petróleo.

Históricamente, Arabia Saudita ha tenido una influencia única y notable sobre los precios internacionales del petróleo al gozar de reservas gigantescas y capacidad de producción ociosa lo que le permite aumentar o disminuir su producción de crudo de manera ágil.

Esta situación convertía a Arabia Saudita en el swing producer, es decir, aquel que podía columpiar el mercado hacia un lado o hacia otro con la simple decisión de cuanto recortar o aumentar su producción.

Con la revolución del shale oil que le ha dado a EU su independencia energética, hay quienes argumentan que el nuevo swing producer es Estados Unidos. Aunque la independencia energética de EU representa un cambio de paradigma en el que Arabia Saudita y sus socios no pueden mover el mercado con la misma facilidad de antes, la realidad es que los costos de producción en EU son considerablemente más altos que los de Arabia Saudita.

Esta situación limita el papel de EU como swing producer en el corto plazo, pero el hecho de que EU esté en posición de seguir aumentando la producción, si pone un techo de largo plazo a los precios del petróleo.

Entre más alto sea el precio, habrá mayores incentivos para acelerar la producción en yacimientos de shale, aumentando la oferta y de crudo en el mediano plazo y limitando el alza de los precios.