Elecciones 2024
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Los sismos de septiembre, en especial el del día 19, trastocaron los planes políticos de muchos aspirantes y partidos que tienen que enfrentar, más que la reconstrucción, ese sentimiento de enojo social que prevalece.

La solidaridad forzada de los partidos políticos que sí aportaron recursos de sus prerrogativas para la reconstrucción implica un cambio de planes en sus estrategias en el proceso electoral en curso.

Los que aseguraron que contribuirían pero no lo han hecho también tendrán un costo. Quizá no económico, pero sí político porque se cansarán de señalar a los mezquinos que no concretaron su oferta de reintegración de ese dinero público.

Las propuestas de reducción del número de diputados y senadores de limitar las prebendas para los partidos y sus campañas, todo eso pinta para quedar sólo en el discurso, como siempre.

Hay personajes específicos que podrían salir dañados de la emergencia. Andrés Manuel López Obrador ha sido el gran ausente a la hora de tomar una pala, una despensa o al menos el liderazgo para conducir labores de rescate o de reconstrucción.

Con los panistas sucede lo mismo. Lo último que se supo de Ricardo Anaya antes del temblor fue que estaba en medio de un escándalo. En la emergencia desapareció.

Cuando reaparezcan a seguir con sus campañas electorales necesariamente recibirán el reclamo de los que nunca los vieron proactivos en la emergencia.

Los gobernantes directamente relacionados con la fase de reconstrucción difícilmente podrán ausentarse de sus cargos para hacer campaña sin parecer insensibles a la situación.

El principal damnificado es sin duda Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, quien no tendría muchos argumentos para presentar su renuncia dentro de un mes tal como lo tenía planeado. Su obligación es mantenerse al frente de la CDMX en la reconstrucción.

No es la misma situación de José Antonio Meade, secretario de Hacienda, porque cualquier reasignación presupuestal para el 2018 está en manos del Congreso. En el caso de la Ley de ingresos de las dos cámaras y el presupuesto de egresos es competencia exclusiva de los diputados.

Durante la emergencia, el presidente Enrique Peña Nieto mandó muchos mensajes de a quién considera como apto y a quién no para su relevo. Que no quede duda de que hoy se requiere alguien con mucha capacidad de entendimiento financiero y gestión, antes que algún líder carismático pero con poca capacidad de estadista.

Y en medio de todo esto, hay banderas que cambiaron de manos. Una de las que será arrebatada durante los próximos días será la del salario mínimo.

Ese incremento, que tanto defendían algunos grupos de la llamada izquierda mexicana, viene en camino pero será incorporado a los planes emergentes de reconstrucción nacional y activación económica.

Antes de los sismos ya había un trabajo avanzado para otorgar un aumento salarial a los mínimos antes de que terminara este año, lo que cambia es la manera de presentar este incremento.

Si el Banco de México verdaderamente no detecta ninguna presión inflacionaria adicional derivada de los efectos de los sismos, hay margen para llevar a cabo ese incremento y de hecho para venderlo como parte de un paquete de reactivación económica en la reconstrucción.

Políticamente, los mayores estragos del temblor del 19 de septiembre se sintieron en los partidos y sin duda en los planes electorales de las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México.