Elecciones 2024
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Sí, la preocupación es el presupuesto del 2016. Porque los ingresos y los gastos del próximo año son prácticamente un arroz que ya se coció, con esa sazón laxa de los gobiernos priístas.

Esta semana, por ahí del jueves, los diputados van a dejar aprobada la Ley de Ingresos que tendrá que irse al Senado para que aquellos otros legisladores la revisen y, en su caso, la cambien, para dejar listo el paquete de lo que va a ingresar la Federación. Acto seguido vendrá la discusión, exclusiva de los diputados, de cómo gastarse el dinero.

No hay duda de que una vez más este año se va cumplir con el tiempo previsto para dar forma a un paquete económico muy bien cabildeado por el gobierno federal, que se ha convertido en un experto en impulsar los temas legislativos.

A estas alturas los políticos de la Secretaría de Hacienda, junto con los políticos de la Cámara de Diputados, analizan los precios del petróleo, de la mano de sus respectivos técnicos en estos asuntos financieros, para llegar a la conclusión de cuánto le van a subir a la estimación inicial enviada por el Ejecutivo.

Y es que ése es parte del juego del presupuesto. El gobierno subestima el precio promedio del crudo, los diputados lo regresan a los niveles esperados, y se reparten esos recursos ganados en el papel.

La única diferencia en esta ocasión es que los precios de los hidrocarburos se han caído de manera sostenida durante los últimos meses, hasta niveles inferiores a lo estimado para el próximo año.

Y si bien es cierto que el precio de hoy no tiene que ser el promedio de todo el 2015, la realidad es que hay una innegable tendencia a la baja en los precios de los energéticos por una baja en la demanda, pero sobre todo por un aumento en la oferta. Y ése es el tema a considerar.

Porque es parte de los ciclos económicos que China baje su consumo, que Europa mantenga su caída, que los emergentes se desaceleren. Pero es un hecho estructural que Estados Unidos, por ejemplo, sea una potencia emergente de petrolíferos.

Así que los 84 dólares por barril pretendidos podrían ser un mal cálculo de la mano de subestimar la fortaleza del peso. Pero eso se tendría que pagar con recortes al gasto o peor aún con un aumento del desbalance fiscal.

Y ése es justamente el problema del presupuesto del próximo año, ha privilegiado un enorme desbalance público no visto en la economía mexicana desde los años 80. Y eso da mucho miedo a cualquiera que tenga un poco de memoria.

El argumento es un estímulo contracíclico para garantizar la recuperación económica. Está bien, creamos en su osada estrategia y demos el beneficio de la duda.

Por eso la importancia de presionar y vigilar el presupuesto del 2016, cuando debe ser obligatorio que el gobierno federal y el Congreso inicien una fuerte corrección de los desequilibrios en el gasto-ingreso y en la deuda pública para creer que realmente hay un compromiso con la salud financiera del país.

Ya no hay posibilidades de ser ortodoxos con el paquete del 2015. Bien, pues desde ahora hay que subir la voz y ser vigilantes de esa mano tan flojita que tienen los gobiernos priístas al momento de endeudarse y gastar.