Elecciones 2024
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La reacción del peso frente al dólar tras conocer los resultados electorales de este domingo pasado no es algo que deba sorprender a nadie.

Está claro que los mercados no votan pero sí avalan o reprueban un resultado, en la medida en que esto pueda implicar un cambio en el panorama económico de México.

Es evidente que la reacción ganadora del peso tuvo que ver solamente con los resultados preliminares del Estado de México. Ni Coahuila, ni Nayarit, menos Veracruz podían tener algún impacto en las operaciones internacionales de la moneda mexicana.

Ni siquiera tiene que ver con la manera en que va a gobernar Alfredo del Mazo o cómo hubiera sido una administración de Delfina Gómez. Esos son temas locales que escapan al entender de los participantes de los mercados.

Había hechos específicos que quedaron anulados con la derrota de Morena, como la cancelación de los permisos para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

El domingo pasado estuvieron en riesgo miles de millones de pesos de inversiones realizadas y programadas para dotar a la capital del país de un necesario nuevo aeropuerto.

La obra de infraestructura más importante de este gobierno y junto con la presa El Cajón, de lo más importante del siglo estuvo en peligro por cuestiones ideológicas.

Hubo peligro de cancelar otras tantas obras como el tren México-Toluca; en fin, había determinados hechos cuantificables que estuvieron en riesgo.

Pero más allá de esto, el peso mexicano recuperó terreno de forma robusta justo en el momento en que se conoció el triunfo de Alfredo del Mazo porque eso implicó un debilitamiento de Andrés Manuel López Obrador.

Su monopolio como candidato presidencial se había acompañado de una idea de lo inevitable que es su triunfo electoral el próximo año y que la muestra de ello era que arrasarían en las elecciones en el Estado de México.

Su agenda de romper todo lo existente, no sólo parar la construcción del NAICM sino repudiar cualquier obra o hecho del actual gobierno anticipaba para los mercados un peligro de retroceso sin claridad de la ruta alternativa.

Hay que decirlo con claridad: el peso mexicano recuperó tanto y tan rápido, para lograr su mejor nivel en lo que va del año no por la tranquilidad de las elecciones, sino por la derrota que sufrió López Obrador.

Pero eso fue tan sólo un momento para los mercados. Fue una reacción, que no un festejo, que durará mientras llega la siguiente angustia que puede ser externa por ahora.

Llegará el momento, ya no tan lejano, que otra vez los indicadores financieros y los mercados como el cambiario vuelvan a poner atención especial a la situación política nacional. Vendrán las designaciones de candidatos, continuarán las descalificaciones y arrancarán las campañas.

Los mercados no votarán, pero sí reaccionarán en la medida en que se apunte al triunfo lo que ellos ven como el sentido común, o bien vendrá el caos si a sus ojos lo que hay es un regreso al peor pasado populista de este país.