Minuto a Minuto

Nacional Maestros vandalizan propaganda electoral y oficinas de candidatos en Oaxaca
La CNTE rechazó la propuesta del presidente López Obrador de aceptar un aumento del 10 % al salario de los maestros
Internacional Greg Abbott indulta al asesino de un manifestante de Black Lives Matter en 2020
Abbott indultó a un exsargento del Ejército que había sido condenado a 25 años de prisión por haber matado a un manifestante de Black Lives Matter
Internacional EE.UU. acelera procesos judiciales para solicitantes de asilo recién llegados
Estados Unidos acelerará los procesos judiciales para solicitantes de asilo adultos que ingresan solos al país
Internacional Buque Escuela Cuahtémoc de la Armada de México llega al sur de California
El Buque Escuela Cuauhtémoc llegó a San Diego para una visita de seis días en el sur de California y como parte de un recorrido por tres continentes
Nacional ‘El Califa de León’, la primera taquería mexicana con una estrella Michelin
La taquería 'El Califa de León' fue señalada por la Guía Michelin como "la pionera del taco de gaonera"

La cúpula empresarial advierte que si la autoridad no baja la cotización del dólar, incrementarán sus precios.

Desde la cúpula empresarial advierten que si la autoridad no hace algo por bajar la cotización del dólar frente al peso, van a subir sus precios. Así de contundente, así de irregular.

La Confederación de Cámaras Industriales de México (Concamin) tiene la obligación de cuidar los intereses de los múltiples sectores productivos que representa, pero de ahí a patear el avispero con una amenaza de incrementos en los precios hay una gran diferencia.

Ya contribuyeron a la turbulencia los tontos útiles que adelantaban desde sus foros devaluaciones apocalípticas hasta los 20 pesos por dólar. Le hicieron el trabajo a los que sí buscaban hacer ganancias corriendo contra el peso.

Pero poner la pistola inflacionaria en la cabeza de la autoridad monetaria y advertirle que o baja el precio del dólar o suben los precios, es algo que merecería la atención inmediata de las autoridades de competencia económica en este país.

La primera impresión que deja la Concamin, o cualquier otro grupo que haga un llamado a la autoridad para que trabaje, es que tenemos a responsables financieros pasmados ante la devaluación.

Como si necesitaran de estos grupos para que los impulsaran a hacer lo que deberían ejecutar por cuenta propia. Así que devalúan a la autoridad a la par del peso.

Las palabras textuales de Juan Casados, director general de Concamin, fueron que “si el tipo de cambio se sigue manteniendo (sic) en 16 pesos por dólar o más alto, seguramente en los dos meses siguientes vamos a tener que hacer algún ajuste porque no va a ser posible seguir absorbiendo este tipo de impactos”.

¿Y si alguien ya no puede más y pensaba subir sus precios mañana, tiene que esperar dos meses? ¿Y el que pueda sustituir importaciones o reducir su margen para no aumentar sus precios, está forzado a hacerlo a finales de septiembre?

Los productores, importadores y comerciantes que han tenido que subir sus precios por motivos de la depreciación cambiaria ya lo hicieron. Afortunadamente, no han sido tantos como para que tenga un impacto inflacionario notable en el índice general del Inegi.

Y que suban sus precios, ni hablar, así están las cosas. Pero que no se pongan de acuerdo para hacerlo, porque lo único que logran es dar un disparo al cable donde esperan nerviosos el resto de las parvadas de negocios que no han subido precios por falta de mercado.

El consumidor que escuche la advertencia de Concamin puede correr a comprar algún bien duradero que podría no necesitar, pero que quiere aprovechar antes del aumento que ya anunciaron. Eso presiona la demanda y ayuda al desencadenamiento de los demonios inflacionarios.

Hace falta que se note el trabajo de la autoridad en los carriles financieros, para hacer algo efectivo contra la depreciación especulativa del peso. Y en la vía política para que desde la Secretaría de Economía, o de Hacienda, le jalen la oreja a los que creen que es una gracia, y no un delito, coludirse para subir los precios.