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La semana pasada el INEGI dio a conocer los datos preliminares del PIB para el tercer trimestre de este año, revelando una desaceleración en el crecimiento. Asimismo, revisó a la baja las cifras de crecimiento del primero y segundo trimestres.

La cifra de crecimiento con respecto del tercer trimestre del 2013 fue de 2.2 por ciento -por debajo del consenso estimado de 2.3 por ciento. Aunque la cifra de crecimiento anual contra el mismo trimestre del año anterior es la mejor desde el cuarto trimestre del 2012, las cifras que miden el crecimiento de manera desestacionalizada contra el trimestre inmediato anterior -que en la opinión de este columnista dan una mejor lectura del ritmo de expansión de la economía- muestran otra historia.

El crecimiento de la economía medido de manera desestacionalizada contra el segundo trimestre de este año registró un crecimiento de 0.5 por ciento, lo cual es inferior al 1.0 por ciento registrado en el segundo trimestre y a 0.6 por ciento esperado por el mercado.

El alza fue principalmente impulsada por actividades primarias que crecieron 2.5 por ciento de manera trimestral, impulsadas por mejores cosechas de varios productos agrícolas, mientras que la producción industrial y el sector servicios se expandieron a tasas trimestrales ajustadas por estacionalidad de 0.4 y 0.5 por ciento, respectivamente.

Dentro del sector industrial, la actividad minera (donde se incluye la producción de petróleo) aceleró su caída con respecto al trimestre inmediato anterior y con respecto del mismo trimestre del año anterior. Asimismo, el sector manufacturero creció 0.4 por ciento de manera desestacionalizada contra el segundo trimestre del año, lo que representa una desaceleración.

Sin embargo, hay algunos componentes de la economía interna, como el sector de la construcción, que parecen estar alcanzando un punto de inflexión. Si a las cifras de la producción industrial se les normalizara para aislar el efecto negativo de la producción de petróleo el crecimiento hubiera sido más favorable.

Las cifras del PIB del tercer trimestre revelan que la recuperación observada en el segundo trimestre del año se ha dado de manera más lenta durante el tercer trimestre, y que para que la economía pueda alcanzar la meta revisada de 2.7 por ciento anual es necesario apostar a un cuarto trimestre extraordinario.

Aunque las cifras de empleo de octubre y la reciente depreciación del tipo de cambio aunadas al dinamismo del sector exportador podrían contribuir a un buen dato para el cuarto trimestre, la falta de una recuperación más robusta en la demanda interna hace prácticamente imposible que la meta se pueda alcanzar.

Esta situación estaba ya bien anticipada por el mercado, pues aunque el gobierno mantuvo su meta de 2.7 por ciento hasta la publicación de estos datos, el consenso de economistas del sector privado ya había ajustado a la baja su estimado de crecimiento hasta 2.3 por ciento.

A raíz de la publicación de los datos, la SHCP también modificó su estimado de 2.7% por ciento, pero esta vez introdujo un rango de 2.1-2.6%, en lugar de una cifra puntual. A pesar de que el dato no fue muy bueno y que la economía mexicana crecerá apenas por arriba de 2 por ciento este año, hay algunos indicios positivos en algunos sectores de la economía doméstica que fueron opacados por la disminución en la producción petrolera.

Es por esto que, aunque el crecimiento para el 2014 ha sido menor al esperado, no se ve imposible que la economía mexicana crezca a una cifra cercana a 4 por ciento durante el 2015. Esto podrá suceder en la medida que la economía estadounidense cumpla con sus estimados de crecimiento y que la situación de Estado de Derecho en nuestro país no presente un deterioro mayor.