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Las correcciones sobre las decisiones de la administración anterior buscan sacarla a flote.

Los primeros pasos de José Antonio González Anaya en Pemex implican la corrección de algunas de las principales decisiones de Emilio Lozoya Austin. La dirección corporativa de Procura y Abastecimiento va a 
desaparecer, luego de una “vida” que no alcanzó los dos años. No quiere decir que las compras de la petrolera volverán al modelo anterior: las tareas de compras seguirán centralizadas. La Dirección de Administración se hará cargo de las procuras y las adquisiciones. El nuevo personaje clave en este rubro será Carlos Alberto Treviño Medina, que en el sexenio pasado era una de las piezas clave en el equipo de Ernesto Cordero.

La posición de Procura y Abastecimiento en Pemex es una de las más importantes. La empresa ha hecho compras superiores a los 25,000 millones de dólares anuales en la última década. Un esfuerzo serio de reducción del gasto implica una atención especial al proceso de adquisiciones. Homologar procesos y automatizarlos, para reducir el margen de discrecionalidad. Para poner en perspectiva el tamaño del reto, hay que recordar que antes de la creación de la dirección de Procura, Pemex dedicaba 3,000 empleados de tiempo completo a hacer las adquisiciones en 125 centros de compras. El proyecto de Procura era fusionar paulatinamente esos centros, entre otras cosas para fortalecer la capacidad de negociación del comprador. ¿Cuántos centros de adquisición quedan y qué pasará con el proyecto de fusionarlos? La respuesta corresponde a Carlos Treviño.

La propuesta de la reorganización del esquema de compras se presentará al Consejo de Administración. No habrá oposición, en buena medida porque González Anaya llega con poderes plenos a la dirección de Pemex. Más allá de que la decisión fluya, sería muy importante saber qué resultados tuvo la centralización de compras. Cuando se anunció la medida, el director de Procura, Arturo Henríquez Autrey, auguró ahorros mínimos de 15,000 millones de pesos anuales. De manera extraoficial se ha dicho que los ahorros ascendieron a 45,000 millones de pesos en los ejercicios 2014-2015. Las auditorías dirán de qué tamaño fueron las eficiencias. Lo cierto es que al secretario de Hacienda lo tiene muy preocupado/molesto el que los costos de ventas en Pemex se hayan incrementado 50% desde el 2010 a la fecha.

Vendrán más cambios y recortes en Pemex. No sólo porque González Anaya tiene el mandato para hacerlo, sino porque ésa es la tónica en todas las empresas del sector petróleo-gas en el mundo. Reducción de inversiones, ajustes de personal y venta de activos no estratégicos son las opciones más comunes en esta industria, pero no son las únicas. Los productores de shale en Estados Unidos han demostrado que se puede incrementar la productividad y bajar los costos para seguir vivos.

En México se ha empezado a hablar de acelerar el cambio al modelo fiscal de Pemex para hacer posible el reflotamiento de la empresa en momentos tan complicados como los que ahora se viven. Esta “aceleración” implica que la tasa impositiva de Pemex se reduzca desde este año y no en el plazo previsto por la reforma energética. Algunos legisladores de oposición han mencionado esta posibilidad, pero se ve difícil: no goza de las simpatías de Luis Videgaray. El secretario considera que los precios bajos abren una ventana de oportunidad para la realización de cambios radicales en Pemex. Una crisis es algo tan valioso que no se puede desaprovechar, dijo Jack Welch, de GM. Al secretario le gusta la frase.

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