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La semana pasada se dieron tres publicaciones cuyo contenido es importante para intentar leer el rumbo que Banxico pueda tomar en sus próximas decisiones de política monetaria.

Por un lado, Banxico publicó su Informe Trimestral de Inflación para el periodo enero-marzo 2018 y las minutas correspondientes a su última reunión de política monetaria.

Por el otro lado, el Inegi publicó el reporte de inflación de la primera quincena de mayo que reveló que los precios al consumidor tuvieron un decremento de 0.29 por ciento mientras que el índice de precios subyacente (que excluye productos agropecuarios, energéticos y tarifas autorizadas por gobierno) registró un alza de 0.13 por ciento.

La caída en los precios medidos en el índice general se debe principalmente a la reducción estacional de tarifas eléctricas y una disminución en la canasta de frutas y verduras. Con estas cifras, la tasa anual de inflación e inflación subyacente se ubicó en 4.46 y 3.69 por ciento, continuando su trayectoria descendente anticipada por el mismo Banxico.

De acuerdo con la encuesta mensual más reciente de expectativas económicas publicada por Citibanamex, la inflación continuará con esta tendencia descendente para cerrar el año por debajo de 4 por ciento, cifra que estaría dentro del intervalo objetivo de Banxico de 3 por ciento más o menos 1 por ciento.

A pesar de la tendencia favorable en las cifras de inflación, Banxico destacó que los aumentos en la tasa de interés de referencia han jugado un papel importante para evitar que los choques que han afectado la inflación (principalmente tipo de cambio y el alza en los precios de los combustibles) no hayan generado efectos significativos de segundo orden en el proceso de formación de precios.

Vale la pena recordar que Banxico ha incrementado la tasa de interés objetivo en un punto porcentual durante los últimos 12 meses y de 3 a 7.5 por ciento entre finales del 2015 y la actualidad.

De manera más importante, la combinación de incrementos de tasa y la reducción en la inflación ha contribuido a que la tasa de interés real haya pasado de 0 a 3 por ciento en tan sólo 12 meses, nivel que contrasta con el resto del mundo, donde predominan las tasas de interés reales negativas.

En el Informe Trimestral de Inflación, Banxico volvió a señalar que los riesgos para la economía global han aumentado a pesar de que la actividad económica mundial mantiene un buen ritmo de expansión.

Como principales riesgos, Banxico identificó las crecientes tensiones comerciales a nivel global, la posibilidad de brotes inflacionarios en algunas economías desarrolladas y una mayor volatilidad en los mercados financieros, incluyendo la posibilidad de una aceleración en la salida de flujos de mercados emergentes ante la continua fortaleza del dólar.

Por su parte, las minutas de la última junta de gobierno hicieron eco a mucho de lo contenido en el Informe de Inflación pero notaron una desaceleración al margen de la economía global debido a factores primordialmente transitorios en algunas economías avanzadas.

Asimismo, las minutas revelan que Banxico considera que el balance de riesgos para la inflación mantiene un sesgo al alza en medio de un entorno de gran incertidumbre. Esto ha sido interpretado por el mercado como una señal de que Banxico podría volver a incrementar la tasa de fondeo en su reunión de junio o agosto, lo cual ya se refleja en la última encuesta mensual de Citibanamex.

En este sentido, la decisión de Banxico probablemente esté muy atada a lo que suceda con el tipo de cambio en las próximas semanas.

Si el peso se mantiene estable o se fortalece, Banxico difícilmente subirá las tasas considerando el nivel actual de tasa real.

Sin embargo, si el tipo de cambio se dispara, Banxico probablemente se verá forzado a actuar nuevamente.