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Sobre presuntas conversaciones de paz con grupos violentos, ayer fue tajante el presidente: “No se tiene diálogo con las bandas del crimen organizado”. Eso debe bastar para que el gobierno modifique la página 21 del Plan Nacional de Desarrollo.

Porque, en relación con “las diversas expresiones delictivas”, plantea hacer “posible el desarme y la entrega de los infractores, a quienes se les respetará sus derechos legales y se les propondrá un cambio de vida”.

Ya quedó claro que “no se tiene diálogo”. Lo dijo el inquilino de Palacio Nacional. Y lo desembrolló Segob, al explicar que las pláticas de paz a las que se refirió su titular fueron “falsas” y “producto de una lamentable edición”.

Resta, pues, la redacción del Plan Nacional de Desarrollo:

“Ante la imposibilidad de derrotar las diversas expresiones delictivas por medios exclusiva o preponderantemente policiales y militares y frente al absurdo de querer pacificar con métodos violentos, resulta imperativo considerar la adopción de modelos de justicia transicional que garanticen los derechos de las víctimas y que, al mismo tiempo, hagan posible el desarme y la entrega de los infractores, a quienes se les respetará sus derechos legales y se les propondrá un cambio de vida.

“Se revisarán los expedientes de acusados y sentenciados a la luz de las lógicas de pacificación a fin de determinar si sus casos pueden ser objeto de amnistía o indulto, condicionados en todos los casos al cumplimiento de los cuatro ejes de la justicia transicional: verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición”.

Aunque es parecida a una acotación del mandatario, ayer, acerca de que “lo que hay es un planteamiento de buscar un proceso de paz en el país con la participación de todos, hay que irlo definiendo escuchando a todos, desde luego a las víctimas”.

O sea: sí, pero no. Mientras, son de miedo las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública: junio y julio han sido los dos meses más violentos de este año. En junio mataron a dos mil 999 personas, y en julio a dos mil 933. Los dos meses más violentos de la historia.

Y los estados más violentos son Tamaulipas, Michoacán y Guerrero, justo donde la secretaria de Gobernación admite negociaciones con grupos de autodefensas: “Nos han manifestado que no quieren seguir en esta violencia, que quieren deponer las armas y caminar hacia la paz”.

Con la novedad de que el gobernador de Guerrero afirma que hay autodefensas allí infiltradas por la delincuencia organizada y que en sus 500 kilómetros de mar desembarca cocaína de Sudamérica: “Por eso es que en la costa se han creado grupos de actividades ilícitas”.

Sí: estamos ante un problema grave.

Pero alguna solución dará el gobierno.