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El papel de los bancos centrales.

La semana pasada se llevó a cabo el simposio anual de política monetaria organizado por la Fed en Jackson Hole, Wyoming. Este evento, que cuenta con la participación de las cabezas de los principales bancos centrales, ministros de finanzas, académicos y analistas de todo el mundo, ha adquirido cada vez más relevancia ante el importantísimo papel que han jugado los bancos centrales desde el comienzo de la crisis.

Las reuniones se llevaron a cabo en un contexto donde la Fed parece cada vez más lista para acelerar la normalización de su política monetaria, concluyendo con el programa de inyecciones de liquidez este mismo año y comenzando un ciclo gradual de alzas en la tasa de interés de referencia durante el 2015.

Esta situación ha llevado a varios observadores a cuestionar si estamos por fin concluyendo una etapa de liquidez a nivel global inédita en la historia financiera moderna, marcada por un nivel de actividad inusitado por parte de los bancos centrales.

La pregunta es crucial para los mercados que han sido impulsados por esta gran ola de liquidez hasta nuevos máximos históricos. Aunque el lenguaje de la Fed se ha tornado menos acomodaticio, Janet Yellen ha sido enfática en que la Fed no comenzará a hacerlo mientras una serie de indicadores amplios del mercado laboral en Estados Unidos no muestren una tendencia más saludable.

No obstante, queda claro que la Fed está cada vez más cerca de cerrar la llave que ha contribuido en buena medida a llenar de liquidez la alberca global de los mercados.

Aunque la dirección que tome la Fed es sin duda primordial para los niveles de liquidez global, no podemos perder de vista lo que hagan o dejen de hacer los otros bancos centrales influyentes como el Banco Central de Europa (BCE) y el Banco de Japón (BoJ).

Durante el Symposium, quedó claro que mientras la actividad económica en Estados Unidos va en una trayectoria de recuperación alentadora, la situación en Europa está más cerca de una nueva recesión que de una consolidación de la recuperación que inició el año pasado. Aunque la debilidad de las cifras económicas en Europa durante el último trimestre pudiera ser transitoria y los indicadores adelantados de julio muestran cierta recuperación, está claro que la economía europea podría beneficiarse de una mayor acción por parte del BCE.

Como hemos mencionado en este espacio, la situación de crecimiento casi nulo con niveles de inflación sumamente bajos le ha dado espacio al BCE para tomar una página del libro de la Fed e implementar su propio programa de estímulos monetarios. A pesar de la resistencia del Bundesbank, los especialistas esperan que el BCE comience un programa de inyecciones de liquidez antes de que termine el año.

Mientras tanto, el BoJ, que ya está embarcado en un programa de inyecciones de liquidez, podría incrementar aún más su nivel de actividad después del fuerte desplome del PIB japonés en el segundo trimestre del año.

Mientras la Fed cierra su llave, el BCE y el BoJ podrían abrir las suyas, contribuyendo a que el nivel de liquidez en la alberca global de los mercados no disminuya de una manera más gradual desde los niveles inusitados en los que se encuentra.