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Hace unos días, se publicó el reporte anual de Berkshire Hathaway, la compañía comandada por el legendario inversionista Warren Buffet. Dicho reporte anual es ávidamente esperado por los observadores de mercado, ya que incluye una carta a los accionistas escrita del puño y letra de Warren Buffet.

Buffet es uno de los hombres más ricos del planeta y uno de los inversionistas más respetados y exitosos. El rendimiento compuesto anual de las acciones de Berkshire Hathaway entre 1965 y el 2016 es de 20.8% en comparación con 9.7% para el S&P 500. Asimismo, el crecimiento compuesto anual del valor en libros de Berkshire Hathaway es de 19% para el mismo período. Tan sólo en el 2016, las acciones de Berkshire Hathaway tuvieron un aumento de 23.4%, casi el doble de 12% registrado por el S&P 500.

La filosofía de Buffet para hacer crecer su compañía siempre ha sido simple: invertir en empresas cuya generación de flujo de efectivo es estable y predecible, compañías que pueden generar ventajas competitivas sostenibles y cuyo modelo de negocios sea fácil de entender, utilizar poco apalancamiento y tener una buena posición de efectivo para aprovechar las oportunidades de inversión y adquisiciones cuando se presentan.

Tal vez el principio que Buffet ha seguido de manera más religiosa ha sido el de “si no entiendes en lo que estás invirtiendo, no lo hagas”. Esta filosofía le permitió a Berkshire Hathaway hacer adquisiciones estratégicas en diferentes negocios que son pilares de su compañía: seguros, energía, ropa, joyería, muebles, ferrocarriles y más recientemente servicios de corretaje de bienes raíces.

Asimismo, Berkshire Hathaway ha aprovechado su amplia posición de liquidez para acumular acciones en una gran variedad de compañías como American Express, Wells Fargo, Gillette, Coca-Cola, Washington Post, IBM, General Electric, Goldman Sachs, Johnson & Johnson, Walmart, Kraft Foods, Procter & Gamble y, de manera más reciente, Apple.

A pesar de haber sufrido minusvalías por más de 25,000 millones de dólares durante la crisis financiera, en octubre del 2008, en medio de la hecatombe financiera, Buffet hizo algo que no acostumbra, publicó un editorial en el New York Times argumentando que era momento de invertir. Buffet no sólo publicó su editorial, también puso a trabajar su dinero, invirtiendo en compañías que cumplieran con su filosofía de inversión.

Tal vez sus inversiones más notable en ese momento fueron la inyección de capital de 5,000 millones de dólares en acciones preferentes de Goldman Sachs y la inversión de 3,000 millones de dólares en General Electric. En los días siguientes a la publicación del reporte de Berkshire Hathaway, Buffet dio una entrevista a la cadena CNBC en Estados Unidos.

En dicha entrevista, se le preguntó su opinión sobre la racha alcista de los principales índices accionarios en Estados Unidos que parecen de nuevo alcanzar máximos históricos cada semana. Para Buffet, el mercado no se encuentra sobrevaluado a pesar de que los múltiplos precio/utilidad se encuentran por arriba de los promedios históricos.

El argumento principal de Buffet para llegar a esta conclusión es que las tasas de interés siguen siendo muy bajas. En concreto, Buffet mencionó que si las tasas estuvieran en niveles de 7 u 8%, el mercado sin duda estaría subvaluado, pero tomando en cuenta que aún si la Reserva Federal se ve forzada a subir las tasas más de lo esperado este año, lo más probable es que la tasa de referencia se ubique por debajo de 2% al concluir el 2017. Esto no significa que el mercado pueda tener un ajuste importante en el corto plazo; sin embargo, Buffet sigue pensando que la mejor manera de crear riqueza es invertir en el mercado accionario con una visión de largo plazo.