El número de trabajadores extranjeros podría crecer hasta 40,000, según el presidente del Consejo Agropecuario de Jalisco. De ese tamaño es el problema
¿De qué tamaño es el problema de escasez de mano de obra en el campo mexicano? Jalisco, Michoacán y Guanajuato dieron a conocer que traerán a 10,000 trabajadores guatemaltecos bajo un esquema de visas temporales. Esta es la primera vez que estos estados recurren a trabajadores de nuestros vecinos del sur, pero llevan décadas atrayendo a jornaleros de Oaxaca, Chiapas y Veracruz.
El número de trabajadores extranjeros podría crecer hasta 40,000, según el presidente del Consejo Agropecuario de Jalisco. De ese tamaño es el problema. No es un asunto nuevo, ni se reduce al Occidente de México. Desde hace al menos cinco años, la escasez aguda de personal aparece como un foco rojo en casi todas las grandes regiones productoras de alimentos: Sinaloa, Sonora, Chihuahua. “De poco sirve tener buenas tierras y agua; saber cómo producir una verdura perfecta, si no hay trabajadores”, de esa manera expresaba la situación un productor de Sonora.
Es un asunto complejo. No hay una causa única, pero hace tiempo que esto dejó de ser un “happy problem”, un efecto secundario del crecimiento acelerado del sector. Está la migración a Estados Unidos y hacia algunas ciudades del territorio mexicano. Tenemos también el envejecimiento de la población que trabaja en el campo. La edad promedio del campesino mexicano es superior a los 55 años y los jóvenes no tienen gran interés en dedicarse a esta actividad. Menos de 5% de los trabajadores rurales tienen menos de 30 años.
Para atraer a los trabajadores, las empresas han mejorado sueldos y otorgado prestaciones que a principios de este siglo eran una rareza, por ejemplo vivienda y seguro social. Ha habido un mejoramiento de las condiciones de trabajo, pero obviamente no resulta suficiente. La estrechez del mercado laboral también se ha agudizado con la prohibición de emplear a menores de edad, que fue acordada en el contexto del T-MEC. Para amortiguar los efectos de este compromiso, la Secretaría del Trabajo ha promovido que se permita el empleo de jóvenes que ya cumplieron 16 años, toda vez que en las familias campesinas es una “tradición” sumar a actividades productivas a algunos miembros que no han alcanzado la mayoría de edad.
¿Qué impacto tendrá esta escasez de personal en la buena racha del campo mexicano? Es un sector que lleva 13 años consecutivos de crecimiento en las exportaciones y que en la última década ha tenido un comportamiento mejor al de la economía mexicana.
El incremento acumulado de las exportaciones en ese periodo es cercano al 170%. En 2022, alcanzó la cifra de 21,398 millones de dólares en las ventas al exterior. El aguacate es el principal producto del campo, con exportaciones superiores a los 2,500 millones de dólares anuales, le sigue el jitomate, con 1,860 millones y el pimiento, que supera los 1,300 millones de dólares.
La falta de “vocaciones” para las tareas del campo es un problema que viven otros países, entre ellos nuestros socios del T-MEC, Estados Unidos y Canadá. El impacto es cuantitativo, pero también puede ser cualitativo. Puede afectar la productividad y las metas de producción. De manera indirecta, impactar las metas inflacionarias e incrementar los riesgos asociados a la vulnerabilidad en materia de seguridad alimentaria.
Hay un catálogo de soluciones, pero ninguna bala de plata, porque esto no es una película de vampiros. En el menú está la flexibilización de las leyes migratorias y adecuación de la legislación laboral. Transformación de los modelos de producción, en busca de tecnologías que ahorren mano de obra. Por encima de todo: mejora continua de las condiciones de vida y trabajo en el medio rural. Quizá todo esto encarezca la producción de alimentos, pero es el costo de vivir en el siglo XXI. ¿Queremos pagarlo… podemos pagarlo?