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No sabemos cuánto costará la reconstrucción de Acapulco y las zonas devastadas por Otis, pero sí podemos estar seguros de que echaremos de menos los miles de millones que se gastaron en exceso y con sobrecosto en la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya. Entre las dos obras se excedieron en su presupuesto entre 15,000 y 20,000 millones de dólares.

Los 18,000 millones de pesos que hay en el Presupuesto de 2023 del Fonden no alcanzarán para afrontar las necesidades de corto plazo de los damnificados ni las exigencias relacionadas con la reconstrucción de la infraestructura dañada. ¿Cuántos recursos se necesitan para apoyar a la población que vive del turismo, mientras se recupera la actividad?

No son 18,000 millones lo que tiene el Gobierno, subraya el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio. Hay que sumar otros 10,000 millones que están disponibles en el Presupuesto, más los recursos de un seguro de 5,000 millones de pesos y un bono catastrófico de 485 millones de dólares, emitido en conjunto con los países de la Alianza del Pacífico.

En total son más de 40,000 millones de pesos los que están disponibles. Es muchísimo dinero y podría ser suficiente para atender los daños causados por los huracanes Lidia y Nora, entre Jalisco y Baja California Sur. Pero no alcanza para reparar todo el daño que hizo Otis, porque estamos ante un fenómeno excepcional.

Katrina ha sido el huracán más caro de la historia. En 2005 azotó Nueva Orleans y causó oficialmente 1,800 muertos además de pérdidas materiales que ascendieron a 165,000 millones de dólares. La reconstrucción tardó casi una década. La cifra es astronómica y creíble, entre otras cosas porque Estados Unidos tiene una tradición de medir los costos con una prolijidad apabullante.

En México, el huracán Vilma aparece en la lista como el más costoso de nuestra historia. Azotó a Quintana Roo en 2005. Las empresas aseguradoras registran costos de 2,600 millones de dólares. El Conapred pone una cifra de 17,700 millones de pesos (alrededor de 1,500 millones de dólares del tipo de cambio de entonces). ¿Debemos sumar ambas cifras para tener una cifra más realista? Si así fuera, estaríamos hablando de 4,100 millones de dólares del 2005. Si hacemos la actualización a dólares del 2023, serían 6,394 millones de dólares. (En internet hay una calculadora de Amortization.org)

¿Otis costará más o menos que Vilma? Un factor a considerar son las diferencias entre Cancún y Acapulco. El PIB per cápita en Cancún son 250,000 pesos anuales. En Acapulco, 137,000 pesos. Cancún es rico, formal y está acostumbrado a vivir y competir en el siglo XXI. Cuando Vilma destrozó la joya del turismo mexicano se activaron los seguros contratados por la mayor parte de los hoteles. Acapulco tiene un sector turístico moderno, que tendrá seguros, pero una gran parte de su población no vive en la “modernidad”, sino en condiciones muy vulnerables. La tasa de informalidad es de 78%. Es el segundo lugar nacional entre las ciudades medianas/grandes.

La atención de los damnificados en Guerrero demandará más recursos públicos de los que requirió Cancún por el golpe de Vilma, hace 18 años. Es una entidad mucho más pobre y bastante más compleja. El reto de apoyar una población en condición de vulnerabilidad extrema se verá acrecentado por la fuerte presencia/control que tiene el crimen organizado en ese Estado.

La reconstrucción de los grandes hoteles, restaurantes de lujo y segundas residencias de “foráneos” será relativamente rápida y no implicaría grandes sumas de recursos públicos. Los miles de millones se necesitarán para atender a la mayoría de una población que es cercana al millón de personas. Aquí y ahora la mayor necesidad de la gente es agua, comida y productos básicos. En los próximos días continuarán las tareas de limpieza y retiro de escombros. La reconstrucción se llevará meses y costará mucho. ¿De qué vivirá una población que depende en su mayoría del turismo? ¿cuánto tiempo tardarán en volver los turistas?

Nota: La desaparición del Fideicomiso del Fonden regresó millones de pesos a la Tesorería de la Federación. Según México Evalúa fueron 25,400 millones los que había en el Fideicomiso. Lupa Legislativa, de Juan Ortiz habla de 50,000 millones. Más allá de los recursos, la desaparición del fideicomiso trajo nuevas reglas del juego y diferentes prioridades. En su valoración del tema hecha en 2022, México Evalúa deja claro que los recursos de Gobierno se concentraron en las entregas de dinero a la población afectada. El gran cambio fue el desplome de los recursos asignados para la reconstrucción. ¿Esta vez será así en Acapulco?