El mundo está viviendo un cambio de época, un momento de reacomodo tan profundo que podemos compararlo con el fin de la década de los ochenta, con la caída del muro de Berlín y el desplome del imperio soviético
¿Qué viene después de la globalización? Con ustedes, una nueva palabra sofisticada: slowbalization. Quizá tengan que aprenderla, o encontrar una traducción al español. Puede servir para definir la época que estamos viviendo. Slowbalization sirve para describir un proceso de reducción del entusiasmo por el libre comercio a escala global. Hay un renacimiento del proteccionismo que va de la mano del incremento de las tensiones geopolíticas. De éstas, ninguna es tan relevante como el conflicto entre Estados Unidos y China, pero no podemos quitar importancia al proceso que ha convertido a Rusia en paria, después de la invasión a Ucrania. En el mundo son problemas severos. Para México, esto significa una enorme ventana de oportunidad en la forma del nearshoring o relocalización de empresas que ahora están en China y pueden venir a México.
Slow… ¿qué? El mundo está viviendo un cambio de época, un momento de reacomodo tan profundo que podemos compararlo con el fin de la década de los ochenta, con la caída del muro de Berlín y el desplome del imperio soviético. En ese momento, el péndulo se movió de izquierda a derecha. Ahora, va en otra dirección que poco a poco vamos descubriendo. Por el momento es claro que tenemos nuevas alianzas entre países, basadas en la cercanía geográfica y en afinidades políticas o ideológicas.
El nuevo desorden mundial ofrece oportunidades para México que derivan de la conjunción de factores: nuestra cercanía geográfica con EU; la existencia de un tratado de libre comercio con más de un cuarto de siglo de vida y la voluntad de la administración Biden de reforzar la sociedad comercial con México. Las oportunidades están ahí y debemos hacer las tareas para que se conviertan en una realidad, pero toda esa luz tiene una parte de sombras, ¿podemos hablar un momento de los riesgos?
Los riesgos son grandes, tan grandes que el FMI les dedica un capítulo completo en su informe de primavera que acaba de presentar en Washington. Se refiere a la fragmentación geopolítica y la considera una amenaza para el futuro de la economía. Es comparable a la inflación, las altas tasas de interés y la vulnerabilidad de algunos bancos que acaba de hacerse visible con las quiebras del Sillicon Valley Bank y Credit Suisse. El Fondo Monetario analiza en extenso los riesgos bancarios, especula el editor de Negocios de The Guardian, quizá para que no le acusen de cometer el mismo error que en 2008, cuando fue incapaz de anticipar el diluvio que trajo la quiebra de Lehman Brothers.
El FMI habla ampliamente de la fragmentación geopolítica, pero no se refiere a ella como un riesgo concreto para México, sino para el mundo, porque su perspectiva es global. Aquí hago una pausa para que podamos vernos el ombligo y quizá encontrar un poco de calma ante tanto caos internacional. En el corto plazo, para nuestro país, el FMI hace un ajuste que se traduce en una leve mejoría en la perspectiva de crecimiento del 2023. En vez de 1.7% será 1.8 por ciento. La décima de punto porcentual no hace gran diferencia cuando ponemos el 1.8% frente al 3% de la Secretaría de Hacienda.
La fragmentación geopolítica traerá menor crecimiento económico para el mundo. Habrá más obstáculos para el flujo de bienes y servicios; se complicará la movilidad de las personas entre países y la transferencia de tecnología entre bloques “enemigos”. Al igual que la inflación y las altas tasas de interés, añadirá incertidumbre al momento económico que vivimos. El proteccionismo y las tensiones comerciales significan menor inversión directa en el mundo y muy probablemente menores volúmenes de comercio internacional, esto es parte de la slowbalization. Estamos hablando de un reacomodo, un nuevo reparto de cartas o de fichas para los jugadores. En ese contexto, México puede aspirar a captar mas inversiones y a incrementar sus exportaciones a Estados Unidos. Tiene todo para ser uno de los ganadores en un momento terrible para el mundo. La duda cabe: ¿es posible para un país prosperar de manera sostenida, si la situación global se sigue deteriorando? ¿Qué pasará si China invade Taiwán… si Trump regresa al poder, aliado con la parte más radical anti-mexicana del partido Republicano? ¿Seguiremos siendo aliados forever?