Elecciones 2024
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Cuando recién cerraron las casillas electorales salieron en bloque los presidentes y representantes de todos los partidos políticos para declararse los ganadores de la jornada electoral. Cada uno de ello, eso sí, referían a sus propios conteos como su fuente de información y proclamaban el triunfo.

Ese es uno de los defectos que mantienen los procesos electorales en México. Sin embargo, no tuvo mayores efectos, más allá del impacto mediático después de las seis de la tarde del domingo para aquellos que seguían la información.

Con todo, hubo ausencias muy destacadas. Una de las mejores durante la tarde y noche del domingo fue la del presidente Andrés Manuel López Obrador. No hubo la cadena nacional que planeaban y ese silencio del principal propagandista de la campaña de Morena y sus aliados fue ampliamente agradecido por los mercados financieros.

Al peso mexicano, que regularmente no deja ver esos sobresaltos patrocinados por las cuestiones políticas internas, sí se le notaba que en las horas previas a la apertura de las casillas había alguna presión en su cotización.

El viernes pasado alcanzó los 20.20 pesos por dólar, porque prevalecían los temores de que la 4T pudiera consolidar la ruta autoritaria emprendida o bien estallar desde Palacio en contra del árbitro y el proceso completo si los resultados le eran adversos.

Tras el cierre de las votaciones y con los primeros resultados disponibles se confirmó que los grupos afines al presidente López Obrador no habrían de conseguir la mayoría calificada que se requiere para hacer cambios constitucionales.

Pero no sólo eso, sin ese Congreso con dos terceras partes afines a la manera de gobernar de López Obrador no podrían designar a un próximo consejero presidente del Instituto Nacional Electoral que les resultara incondicional, porque justamente eso requiere de una mayoría calificada.

Que tenga el número suficiente de diputados para seguir manejando con total discrecionalidad el presupuesto es algo que se veía difícil que pudiera perder. Había sueños opositores de que se podría regresar la cordura a la aprobación del presupuesto de egresos, pero no sucedió.

Como sea, a los mercados les vino bien que los ciudadanos pusieran un alto a la posibilidad de la destrucción institucional desde una mayoría calificada en San Lázaro y les vino mejor que el Presidente se dijo feliz, feliz, feliz con los resultados electorales.

Quizá tenga otros planes para cambiar las cosas, así como lo hicieron con la ampliación del mandato del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que lo hicieron a través de una modificación de último minuto en un articulo transitorio en una ley secundaria. En clara violación a la Constitución y todavía no sabemos si con la complicidad de la propia SCJN. Pronto lo sabremos, porque ya se publicó en el Diario Oficial de la Federación.

Pero por lo pronto, por canales democráticos, que México ha construido con mucho trabajo, no habrá esa degradación de vida institucional de este país. Y eso les gustó a los mercados.

Claro, el proceso electoral no ha terminado, pero habitualmente lo que ocurre en las primeras horas postelectorales es determinante para el resultado final.