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Como era totalmente anticipado por el mercado, la Fed dejó la tasa de interés de referencia sin cambios por decisión unánime en la antepenúltima reunión de política monetaria del año.

La Fed también mantuvo sin cambios el programa actual de estímulos cuantitativos que inyecta 120,000 millones de dólares mensuales a los mercados mediante la compra de bonos del Tesoro (80,000 millones) y bonos hipotecarios (40,000 millones).

Sin embargo, la Fed hizo modificaciones importantes a su guía (forward guidance) sobre el rumbo futuro de la política monetaria. Aunque la Fed no estableció una fecha específica para comenzar a reducir el monto mensual de inyecciones de liquidez (es decir, el tapering), el lenguaje del comunicado mandó una clara señal de que el anuncio está muy próximo. En concreto, nos referimos a la siguiente frase: “si (la economía) continúa progresando en línea con lo esperado, el Comité considera que una moderación en el ritmo de compra de activos podría justificarse pronto”.

Previo a la decisión de política monetaria de ayer 22 de septiembre, aproximadamente dos terceras partes de los especialistas esperaban el anuncio de una fecha específica para el inicio del tapering en la reunión de la Fed de noviembre y más o menos la mitad de ellos anticipaban que dicha fecha sería diciembre de este año.

Después del anuncio de ayer, estos porcentajes deben de subir considerablemente. Aunque la Fed mencionó que el repunte de casos de Covid-19 relacionados a la variante Delta provocó una desaceleración en el ritmo de recuperación, también reconoció que hay un progreso sustancial hacia alcanzar las metas económicas trazadas por la Fed y a menos de que haya una sorpresa negativa en las cifras de empleo de septiembre y octubre, el banco central confirmará en su reunión de noviembre el inicio del tapering para diciembre.

La revisión de estimados macroeconómicos publicados por la Fed junto a la decisión de política monetaria también refuerza la percepción de que el proceso de normalización de la política monetaria está muy próximo a iniciar. El primer paso de dicho proceso sería el tapering, que una vez concluido, daría puerta a un incremento gradual en la tasa de interés de referencia que podría empezar en el 2022 en lugar del 2023 como se preveía anteriormente. Este cambio de señal es evidente en la actualización de la gráfica de puntos (dot plot) que revela las expectativas de los 18 miembros del FOMC en cuanto a la tasa de fondeo para el cierre de cada año.

En el caso del 2022, la mediana pasó de 0.125 a 0.25% y el número de integrantes que anticipa el primer movimiento en la tasa en el 2022 se incrementó de siete en las proyecciones de junio a nueve.

La revisión fue aún más profunda para el 2023 ya que la mediana subió de 0.6 a 1.0 por ciento. En pocas palabras, los integrantes del FOMC ahora esperan un incremento de 0.25% en el 2022, seguido de otros tres incrementos de la misma magnitud en el 2023 cuando antes no se esperaba ningún incremento en el 2022 y solamente dos incrementos en el 2023. Adicionalmente, la Fed amplió el dot plot hasta el 2024 donde la mediana se ubica en 1.75% —es decir tres incrementos adicionales de 0.25% en ese año.

Aunque la Fed revisó a la baja el rango medio de las expectativas de crecimiento del 2021 de 7 a 5.9%, también revisó al alza las de 2022 y 2023, de 3.3 a 3.8% y de 2.4 a 2.5%, respectivamente.

En el caso de la inflación, la Fed subió la parte media del rango de 3.4 a 4.2% para el 2021 y de 2.1 a 2.2% para el 2022 mientras que la del 2023 se mantuvo sin cambios.

Aunque la tendencia implícita en estas cifras de inflación sigue reflejando la hipótesis de que el aumento de precios es un fenómeno temporal, la magnitud de la revisión hace evidente que la Fed ha subestimado considerablemente el fenómeno. Así, la Fed ha dejado la mesa puesta para iniciar el proceso de normalización de su política monetaria.