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La más reciente temporada de reportes financieros trimestrales para las empresas que cotizan en las principales bolsas de Estados Unidos se destacó por una mayor sensación de incertidumbre sobre sus resultados futuros relacionada a las presiones inflacionarias y a un creciente riesgo de recesión.

De acuerdo con un estudio de la empresa FactSet –que analizó las versiones estenográficas de las conferencias de resultados para el segundo trimestre de cada una de las empresas que componen el índice S&P 500– la palabra “inflación” fue citada por 412 compañías mientras que el término “recesión” fue mencionado por 240 compañías.

Esta última cifra, supera el promedio trimestral de los últimos cinco años de 52 menciones y el récord previo de 212 menciones ocurrido en el primer trimestre del 2020, justo al inicio de la parálisis total generada por la pandemia.

En muchos casos, las empresas han tenido que revisar a la baja sus expectativas de resultados financieros para este año y el que sigue.

Un ejemplo muy notable de este fenómeno es el caso de la compañía Federal Express (FedEx) cuya conferencia para inversionistas del 22 de septiembre estuvo plagada de advertencias sobre el entorno económico.

Como una de las compañías de logística más grandes de Estados Unidos y del mundo –con presencia en más de 220 países y medio millón de empleos– FedEx es un indicador interesante del estado general de salud de la economía estadounidense.

En las tres recesiones de este siglo –2001, 2009 y 2020– FedEx ha registrado una caída importante en sus niveles de utilidad neta. En concreto, FedEx reconoció que sus resultados financieros para la primera mitad del año estuvieron por debajo de lo esperado.

Aunque sus ingresos crecieron 6% durante el segundo trimestre, sus volúmenes de operación mostraron una contracción importante como consecuencia de una desaceleración en el comercio global.

Asimismo, FedEx está enfrentando presiones importantes en su estructura de costos y gastos. FedEx atribuyó la disminución en los volúmenes de operación a una debilidad generalizada en las condiciones económicas a nivel global y sugirió que la una recesión global está por comenzar.

Como consecuencia, FedEx anunció un plan de optimización de gastos que incluye el retiro temporal de servicio de algunos de sus aviones, la disminución de sus frecuencias de entrega, el cierre de casi 100 puntos físicos de venta, y la congelación de cualquier contratación.

Asimismo, FedEx retiró su guía de estimados de resultados financieros para el futuro próximo ante la creciente incertidumbre del entorno.

Aunque algunos especialistas consideran que no todos los problemas de FedEx son atribuibles al entorno macroeconómico y que la compañía se tardó en implementar un programa de contención de gastos, la realidad es que empresas como FedEx y UPS son un buen barómetro de la actividad de otras empresas de las que son proveedores de servicios de logística.

Lo que es un hecho, es que la caída en el volumen de operaciones de FedEx se explica en buena medida por una disminución en las operaciones de logística de sus clientes que también anticipan un entorno económico menos favorable.

Aunque no hay aún un consenso de recesión, la mayoría de los observadores coinciden en que las presiones inflacionarias y los fuertes incrementos en la tasa de interés de referencia generarán una importante desaceleración.

El desempeño de los principales índices accionarios en las últimas dos semanas –con el S&P cayendo 12%– sugiere que la probabilidad de recesión viene en aumento.