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Durante los últimos 12 meses, el dólar estadounidense se ha apreciado de manera considerable y acelerada contra la mayoría de las monedas a nivel global. La apreciación está principalmente ligada a la gran divergencia entre el ciclo de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el de los otros grandes bancos centrales del mundo.

Mientras que la Fed concluyó su programa de estímulos cuantitativos en noviembre y podría comenzar a subir la tasa de referencia en agosto o septiembre de este año, el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Japón (BoJ, por su sigla en inglés) se encuentran en las etapas iniciales de sus propios programas de estímulos monetarios cuantitativos y a años de pensar en una posible alza en las tasas de interés.

Las medidas del BCE y el BoJ, tomadas en un entorno de crecimiento económico global bastante flojo, han llevado a bancos centrales de otros 20 países a relajar sus políticas monetarias con el objetivo de estimular sus economías.

A pesar de que la apreciación ha sido prácticamente generalizada, la magnitud de los movimientos ha sido diferente entre países, reflejando cierta discriminación por parte de los inversionistas. Entre países desarrollados, la apreciación del dólar frente al euro (casi 23%) y el yen (19%) ha sido la más pronunciada debido a la agresividad monetaria del BCE y el BoJ.

Dentro del bloque de países desarrollados, después del euro y el yen, las monedas más afectadas son aquellas de los grandes productores de commodities como Canadá y Australia donde la depreciación frente al dólar se ubica en 14 y 21%, respectivamente.

Dentro del mundo emergente, las monedas más afectadas han sido las de los grandes exportadores de commodities como Brasil y Rusia -el real y el rublo se han depreciado 38 y 47%, respectivamente.

Las economías exportadoras de commodities son vulnerables por tres razones: i) la demanda de commodities ha disminuido por la desaceleración China y un entorno de bajo crecimiento global; ii) un deterioro en la cuenta corriente a raíz de la disminución en las exportaciones, y iii) un mayor deterioro en cuenta corriente por salida de flujos.

En algunas economías emergentes, este deterioro en la cuenta corriente se ha dado de manera conjunta con un creciente déficit presupuestal a raíz de una disminución en los ingresos del sector público -ligada generalmente a la caída del precio de algunos commodities. Estos países con un problema de déficits gemelos, como Rusia, Turquía y Brasil, han sido los más afectados.

Para dar contexto, el peso mexicano se ha depreciado alrededor de 19% en los últimos 12 meses, lo cual es un mucho mejor desempeño que el de la moneda de Rusia (47%), deTurquía (30%), Brasil (38%) e inclusive Colombia (24%) pero peor al de economías con tasas de crecimiento económico más sólido como Chile (11%), Corea del Sur (8%) e India (8 por ciento).

La apreciación del dólar también comienza a tener un impacto importante en la economía estadounidense. Por un lado, la apreciación ha mantenido la inflación en mínimos históricos, ya que los precios en dólares de commodities como la gasolina y otros alimentos han bajado considerablemente. Pero por otro lado, las exportaciones han empezado a sufrir estragos, ya que el dólar ha perdido competitividad frente a la mayoría de los socios comerciales de Estados Unidos.

Esta situación empieza a afectar la actividad económica en general, ya que el impacto negativo de la caída en las exportaciones y el aumento en las importaciones no ha sido contrarrestado por una mejoría en el consumo y la inversión privada.

Este es un problema que ya está en el radar de la Fed y que podría influir para diferir la decisión de cuándo realizar el primer aumento en tasas.