Elecciones 2024
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“Olvidemos lo que ya sucedió, pues puede lamentarse, pero no rehacerse”:
Tito Livio

Encuentro en las redes socio-tecnológicas una frase a manera de campaña política que, hace un velado llamado a no votar por Morena, el partido del Presidente. Al grito virtual de “O nos unimos o nos hundimos”, quienes comparten el mensaje, lanzan un llamado casi desesperado a evitar que el partido en el poder logre nuevamente la mayoría en la Cámara de Diputados, y, en consecuencia, que obtenga el menor número de posiciones políticas.

Los retwitteantes desesperados pregonan que “tardaremos varias generaciones en reconstruir el país”. Los convocantes olvidan que la democracia mexicana tiene una capacidad resiliente asombrosa a eventos y sucesos verdaderamente ominosos, y ha podido seguir adelante, aunque su curso haya sido alterado en varias ocasiones.
Creo firmemente que la transición política natural de este país se interrumpió de forma execrable en tres ocasiones. La primera cuando le fue arrebatado el triunfo electoral a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988; la segunda con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, y la tercera, con la “operación de Estado” para impedir la llegada de López Obrador a la Presidencia.

Utilizando el argumento de los opositores al gobierno, esos tres eventos, bloquearon y retrasaron el avance democrático del país 30 años.

En esos tres lustros el “aparato organizado del poder” que propició esos tres bloqueos, solo pudo mantener un tímido crecimiento del 2 % anual, y no encontró la fórmula para abatir la pobreza en este periodo, además de desatar una guerra de baja intensidad que no cesa.

Y así, en plena transición, llega la pandemia. Cualquier análisis que se pretenda elaborar desde el 2019, no puede evadir los efectos y las consecuencias que el Covid-19 ha provocado. El reseteo que conlleva el reajuste del modelo económico, político y social, se ha impactado de frente con la sindemia.

No comparto la desesperación de quienes piensan que el 6 de junio podemos hundirnos, al contrario, si después de los bloqueos transicionales, México no se ha hundido ni ha sido destruido, hay certeza de que la próxima elección será una muestra más de las contradicciones preexistentes de una democracia en proceso de consolidación.

Si Morena retiene la mayoría será el reflejo de que sus opositores, entre ellos, la Triple Alianza de PRI-PAN-PRD, carecen de una narrativa e imagen renovada y propositiva, y si, por el contrario, la oposición en su conjunto logra avanzar en el colectivo público, será una muestra de que los votantes siguen construyendo en consciencia su aspiración por edificar un mejor país.

Lo cierto es que la gente ya no cree en campañas que llamen a la desesperanza, al miedo o a la desesperación, ni tampoco en personajes como Diego Fernández de Cevallos, quien sustenta y defiende con una narrativa arcaica y grosera, la preservación de sus partidos y querencias.

Dicen que nos hundimos el 6 de junio, ya, no es para tanto.

De la libreta
° Un estudio de la UNAM muestra que, en el país, cada año mueren 95 mil niños por beber agua contaminada, y en este sentido, Francisco Bustamante, presidente de la organización civil, Agua en México, advierte del riesgo para la salud que representan las “rellenadoras de agua” que son pequeños negocios que venden el vital líquido sin medidas de higiene y sin supervisión de la autoridad sanitaria.
° Sano el debate y la discusión entre el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo. Ostracismo y corrupción han caracterizado por años a algunos sectores del cuerpo judicial.
° Una simulación lo de Salgado Macedonio en Guerrero. La paradoja es que se encuentra a la cabeza en las encuestas hacia la gubernatura. Reporta una intención de voto del 35 %, mientras que Mario Moreno de la alianza Pri-Prd registra un 27.4%.