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Aunque la cotización del peso mexicano frente al dólar se ha recuperado cerca de 3% después de tocar un máximo histórico de 19.88 el 23 de septiembre, nuestra moneda sigue siendo una de las divisas con peor desempeño durante los últimos 12 meses y de manera más marcada desde el comienzo de este año.

Si bien es cierto que el dólar estadounidense inició un proceso de apreciación prácticamente generalizado frente a la mayoría de las monedas a partir de septiembre del 2014, este fenómeno comenzó a revertirse a partir de febrero de este año.

El índice que utiliza la Fed para medir el desempeño relativo del dólar frente a una canasta de monedas de los principales socios comerciales de Estados Unidos, el Broad Trade Weighted US Dollar Index, reflejó una apreciación del dólar de 22% entre septiembre del 2014 y el 20 de enero de este año cuando el índice alcanzó su nivel máximo.

Sin embargo, de entonces a la fecha, el dólar se ha depreciado 3 por ciento. A pesar de la fortaleza del dólar, entre septiembre del 2014 y el comienzo del 2016, el peso había sido de las monedas emergentes con mejor desempeño.

Sin embargo, el peso mexicano comenzó a diferenciarse negativamente del resto de las monedas emergentes a partir del comienzo de este año y especialmente a partir de marzo. En lo que va del 2016, la mayoría de las monedas emergentes se han apreciado frente al dólar: el real brasileño (+18%), el peso colombiano (+7%), el peso chileno (+6%), el sol peruano (+0.3%), el won coreano (+5%), el rand sudafricano (+11%), el rublo ruso (+14%) y el baht tailandés (+3 por ciento).

Solamente el peso mexicano (-11%) y la lira turca (-5%) se han depreciado. El pobre desempeño del peso es atribuible a varios factores incluyendo los siguientes: i) un creciente déficit en la cuenta corriente; ii) un menor dinamismo en la Inversión Extranjera Directa; iii) el deterioro en la relación deuda/PIB; iv) la perspectiva de tasas de interés más altas en Estados Unidos; v) la caída en los niveles de aprobación del gobierno actual que se asocia con un deterioro en la capacidad de ejecución y convocatoria del gobierno y vi) el efecto Trump.

De todos estos factores, la mayoría podrían ser crónicos y el que parece ser más transitorio, pero que corre el riesgo de dejar de serlo, es el último, que también ha sido el que más ha pesado en el pobre desempeño del peso.

El riesgo más tangible para México viene de la promesa de campaña de Trump de implementar medidas proteccionistas (incluyendo la renegociación o cancelación del TLCAN y la imposición de tarifas y aranceles a las importaciones provenientes de México).

Vale la pena recordar que 80% de las exportaciones de México van a Estados Unidos y que cualquier choque a los términos de intercambio requeriría de un ajuste en el tipo de cambio de equilibrio.

Esta razón, aunada a la profundidad y liquidez del peso que facilita su utilización como instrumento de cobertura de riesgo a otros activos de mercados emergentes, ha hecho que el comportamiento del peso esté muy ligado a la probabilidad de triunfo de Donald Trump. Para los especialistas, un triunfo del candidato republicano podría llevar la cotización del dólar a un rango 22-24 pesos, mientras que ante una victoria de Hillary Clinton el dólar podría regresar a cotizar cerca de 18 pesos. Dado que la mayoría de los portales especializados que calculan las probabilidades de triunfo para las elecciones en Estados Unidos estiman la probabilidad de un triunfo de Donald Trump en aproximadamente 25%, el nivel actual del tipo de cambio (cercano a 19.25) refleja adecuadamente la probabilidad de ocurrencia de cada uno de los escenarios base de tipo de cambio – (18 x 75%)+(23 x 25%)=19.25.