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Las amenazas son una parte fundamental de la estrategia de la Casa Blanca para mantener la presión sobre los socios comerciales de Estados Unidos, pero estas amenazas no serían creíbles si no van acompañadas de acciones. Bajo esa luz, hay que entender la aplicación de aranceles a Canadá, México y la Unión Europea, de acuerdo a unas notas hechas por el economista de Goldman Sachs, Alec Phillips. Sirven para hacer creíble un discurso de presión constante. Esto puede ser útil en la mesa de negociación, pero produce un efecto secundario muy peligroso: puede poner muy nerviosos a los mercados, advierte.

Esas notas fueron dadas a conocer el fin de semana y son muy útiles para entender la forma en que la administración Trump ejecuta las negociaciones comerciales. La negociación es tan importante para la Casa Blanca como los resultados, dice Philips. “Tenemos claro que el Presidente busca “triunfos” en política comercial, como podrían ser la renegociación del NAFTA o un acuerdo con China para reducir el déficit comercial, pero la Casa Blanca otorga un valor sustancial a la negociación por si misma porque esta otorga titulares (en los medios de comunicación) y mantiene conectados a los electores”.

Reciprocidad es una palabra clave para la administración Trump en su faceta de comercio exterior, dice el economista de Goldman Sachs. Claro está que reciprocidad en el diccionario de Donald Trump tiene un significado peculiar. Él parte del supuesto de que el TLCAN es desventajoso para Estados Unidos y que México y Canadá deben otorgar concesiones para que el acuerdo empiece a ser “justo”. Como parte de esta idea de reciprocidad, pone la lupa en los déficits comerciales y en el desempeño de industrias tradicionales como la automotriz. Esto perjudica a México y Canadá, que tienen grandes superávits con Estados Unidos en la balanza automotriz, pero beneficia a China que casi no exporta autos a Estados Unidos, explica Alec Philips.

Los aranceles forman parte de la estrategia de negociación, pero también de la visión de cómo debe ser la política exterior estadounidense, Impredecible. explica Philips: Esto se traduce en cambios bruscos dependiendo de quien lleva las negociaciones, quién habla a los medios o quién asesora al presidente.

Estamos en la oscuridad, por eso son útiles las notas del economista de Goldman Sachs. No son el producto de las lecturas del  The Art of the Deal, sino de la observación de las acciones de 16 meses y medio de un Gobierno que se mueve en el caos como el pez en el agua.