Elecciones 2024
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En el primer debate presidencial, hace un mes, la ganadora indiscutible fue Azucena Uresti. Luego de encarar las locuras del Bronco y una presencia modesta (no llevaba lentes que combinaran con su atuendo ni adoptó un rol protagónico), por derecho propio ya ocupa un lugar destacado entre los comentocratas.

Para el segundo debate, por el formato y la actitud, pueden emerger las figuras de Yuriria Sierra y León Krauze. Ambos periodistas, con sólida trayectoria en la radio y la prensa escrita, tienen a su cargo sendos noticieros en la televisión. Y junto con el equipo de producción contratado por el INE, se encargaron de encarar a los cuatro candidatos presidenciales.

“Nuestro papel es permitir que los candidatos confronten sus diferentes proyectos en el escenario y, si no lo hacen, sin duda debemos presionarlos para que lo hagan”, definió en la víspera Krauze, “y eso requiere un papel enérgico como moderador”.

A diferencia del primer encuentro, donde los presidenciables respondieron las preguntas de Uresti, Denise Maerker y Sergio Sarmiento, ayer ocurrió una “asamblea participativa”, con 42 tijuanenses como espectadores y seis preguntas directas mientras transcurrían 90 minutos de “conversación” entre los candidatos.

Para Krauze, el riesgo era que los espectadores o los moderadores se convirtieran en los protagonistas del evento. “Tenemos que tener mucho cuidado de no confundir este debate con un programa dominical de entrevistas o una entrevista uno a uno, o una entrevista uno a cinco”.

Hace un mes, con el primer debate presidencial, el INE quiso innovar con un formato “más dinámico”, para propiciar la interacción entre los candidatos y los moderadores. La escaleta, en realidad, desconcertó a los participantes e introdujo pocos cambios.

Ayer por el contrario, el formato town hall y la inclusión de León Krauze —el primer periodista mexicano residente en Estados Unidos— verdaderamente romperá el molde.

Un honor y simultáneamente una responsabilidad que el presentador de Univision en Los Ángeles aquilata sin reservas. “En esencia, represento a los más de 30 millones de mexicanos que viven en los Estados Unidos, junto con los 11 millones de inmigrantes mexicanos y los más de 6 millones de inmigrantes indocumentados. Llevaré su voz, sus preocupaciones y sus historias al evento más importante de la campaña”.

Este sentido de trascendencia es compartido por las autoridades electorales. Y entre la instalación de las casillas y el conteo de votos, de la mano del periodista Rubén Álvarez Mendiola, el INE se ha vuelto experto en debates presidenciales.

Los debates son un poderoso imán para generar una cobertura mediática, revela Benito Nacif Hernández, presidente de la Comisión Temporal organizadora de los tres encuentros que se transmitirán por cadena nacional. Los “picos de cobertura” y sus efectos pueden durar hasta una semana, calcula, pero sobre todo hacen que la gente se enchufe con las elecciones.

Una cultura de involucramiento ciudadano, insiste Nacif. La formación del discurso político, propone su homóloga, Pamela Sanmartin. ¿Los debates son como entrevistas de trabajo? Para cuidar la integridad del debate, la identidad de los 42 integrantes de la “asamblea participativa” quedará reservada, hasta el final, no obstante que se difundiera que el empresario Jose Galicot estuvo entre los preseleccionados.

Ayer, al campus de la UABC en esta ciudad fronteriza llegaron los 60 elegidos —entre 600 votantes indecisos— al mediodía. La producción del programa y los moderadores trabajaron con ellos en una dinámica grupal “para prepararlos en la experiencia de estar en un foro de televisión”. De su desempeño saldrían los seis que preguntaran a los candidatos. “Será un trabajo (y una responsabilidad) de los productores y los moderadores”, acotó Nacif.

El sábado, a las 11:00 de la mañana llegan a la UABC Yuriria Sierra y León Krauze pero no podrán ingresar al gimnasio de Los Cimarrones hasta pasado el mediodía. Su primera prueba de cámaras será casi 90 minutos después de lo programado. El set todavía no está listo. La antigua biblioteca, a un costado de la Rectoría, ahora es la Facultad de Idiomas.

Los muros de las dos plantas de este inmueble muestran obras de Los Doce, un colectivo de alumnos con autismo y capacidades diferentes matriculados en el Taller de Artes Plásticas. En la planta baja están los camerinos de Meade, Anaya y AMLO; arriba, el Bronco, quien leerá una frase de Albert Einstein cuando suba la escalera. Eso sí, será inevitable que él y sus acompañantes lean la inscripción puesta en la pared principal de la sala: “En tus manos puede estar el destino del país. Asumirás el compromiso más importante de tu vida. México te necesita”.

En el centro de cómputo se ubican las dos salas donde los periodistas acreditados pudieron enviar sus despachos. Justo enfrente, el pasillo por el que desfilarán los abanderados presidenciales, de salida del campus Tijuana de la UABC.