Elecciones 2024
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Ante las dificultades o la adversidad, nada mejor que las expectativas. La idea de un mejor mañana siempre da para mucho, incluso para ablandar a la indignación o el descontento. En los últimos años hemos transitado vertiginosamente de la inconformidad a la esperanza. El tiempo pasa, y aunque la realidad ya está entre nosotros, es sorprendente que persista todavía y con gran fuerza la idea de que los tiempos adelante serán mejores.

Más allá de lo que hacen los gobiernos del orbe para dar curso a la esperanza, ya ha pasado más de un año de que el mundo y México han padecido el peor castigo imaginable: la pérdida de libertades para todos y de la salud para muchos por la pandemia, además de cuotas de muerte que en nuestro país se perfilan sobre las 200 mil y quizá más, por la deficiencia de la contabilidad pública.

Asombra que a pesar de las dificultades persista la esperanza y una valoración positiva a la autoridad nacional. Los programas sociales y las obras de este régimen no dan para tanto, la explicación está en la comunicación y en la habilidad del Presidente de concitar el apoyo de la mayoría a partir de un retrato negativo del pasado y la propuesta de un futuro promisorio a partir solo del voluntarismo presidencial.

La pandemia con todo su horror persiste. De hecho, se ha agravado en los últimos meses. Sin embargo, la expectativa que genera la vacuna abre la puerta grande a la esperanza, y también al descuido. La campaña de vacunación en México arrancó con dificultades, y la prospectiva es que difícilmente a fin de año vamos a poder avizorar la posibilidad del ansiado regreso a la normalidad.

Lo que esto dice es que la esperanza requiere de optimismo y coraje individual, y colectivo, para superar la adversidad, pero confiarse a que el tiempo por sí mismo proveerá soluciones es una mala apuesta, y en materia de salud puede llevar a escenarios peores de los que estamos viviendo.

La política no puede ir a contrapelo de lo que dicta el sentido común. Cuando debiera haber unidad, el encono y la polarización ganan terreno, en unos y otros. Propiciar un clima de confianza será siempre mejor que seguir dedicados a generar expectativas que cada día que pasa parecen más de improbable cumplimiento.