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¿Quiénes son esos importadores que fomentan el comercio desleal con productos chinos subsidiados, de bajos precios y, muchas veces, baja calidad?

Las acusaciones directas apuntan a la industria del acero, cuyas importaciones desde China han aumentado más de 340% en lo que va de este sexenio; y también del aluminio, que muestra un incremento en sus importaciones a nuestro país en el gobierno de López Obrador de 140 por ciento.

Ya tiene tiempo que Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, se ha quejado que muchas de esas materias primas chinas no paran en el mercado mexicano, sino que son redirigidas hacia el norte con la falsa etiqueta de producción en la región del T-MEC.

La industria china de los autos eléctricos también está en ese proceso de inundación del mercado norteamericano a través de México.

No hay duda, el productor número uno de vehículos de electromovilidad es China, es cierto que han mejorado la calidad de sus productos, pero no hay dudas de la intervención del gobierno de ese país con muy importantes subsidios a sus fabricantes.

Y cuando desde Estados Unidos acusaban esas prácticas comerciales desleales, acá surgía la indignación.

Estaban muy enojados hace apenas un mes en la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero cuando un importante grupo de congresistas y empresarios estadounidenses denunciaron ante su gobierno el paso de materiales chinos desde México a su país.

No hay triangulación de acero chino desde México, dijo el presidente de esa cámara, Víctor Martínez. Bueno, hasta la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, dijo que el señalamiento estadounidense de triangulación era una declaración política sin fundamento.

Pero 30 días después, la propia Secretaría de Economía decretó la aplicación de aranceles a productos básicamente chinos, aunque no le quieran llamar chinos a los productos chinos, y donde los derivados del acero se llevan hasta 50% de carga tributaria por su importación.

De los autos eléctricos chinos, el que puso el tema en el radar fue el candidato republicano a la reelección presidencial estadounidense, Donald Trump. Fiel a su estilo, amenazó a México con frenar esas importaciones y mejor llevarse las fábricas a su país.

La decisión de aplicar 544 aranceles temporales a productos importados de países con los que México no tiene un acuerdo comercial no puede ser vista de otra manera que como un gesto reparatorio con el gobierno de Estados Unidos.

En los últimos años desde La Casa Blanca habían buscado salidas, digamos, amigables a disputas comerciales, por ejemplo, en materia de productos modificados genéticamente y de respeto a las empresas energéticas estadounidenses, pero en materia siderúrgica sí había una amenaza puntual y concreta de estallar un conflicto comercial.

Esta muestra de buena voluntad del gobierno mexicano a su contraparte estadounidense alcanza a otros importadores de productos, que se han multiplicado y que también afectan a los productores nacionales y de la región norteamericana.

Esos comerciantes con el lejano oriente lo hacen desde sus teléfonos móviles a través de aplicaciones de compra directa de productos chinos y que ahora también podrían enfrentar ese sobrecosto por los aranceles.

Revise sus aplicaciones móviles, porque usted podría ser uno de esos importadores afectados.