Elecciones 2024
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Es muy pronto para que el Senado de la República atienda la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador para que Arturo Herrera se convierta en el próximo gobernador del Banco de México en enero del 2022.

Aunque, claro, si el Presidente ya se puso a jugar desde ahora con sus corcholatas de la sucesión presidencial del 2024, pues qué esperar del relevo en el banco central.

Pero quizá, así como fue anticipado el nombramiento de Herrera para el Banxico, fue un poco tardía la llegada de Rogelio Ramírez de la O a la Secretaría de Hacienda.

Fue desde principios de junio cuando López Obrador hizo pública su decisión del relevo en la Secretaría de Hacienda. El día del anuncio debió ser el día del relevo. Sin embargo, le permitió a Herrera quedarse todo este tiempo adicional porque asistiría a Italia, a la bellísima Venecia, a un encuentro de ministros de finanzas del G20.

Más allá de lo romántico de las góndolas en los canales venecianos, el argumento era la importancia de discutir junto con los colegas la implementación de un impuesto mínimo a las empresas trasnacionales, sobre todo del mundo digital, de 15 por ciento. Más tardó Herrera en regresar de Italia que la Unión Europea en congelar ese posible gravamen global. En fin.

El punto es que Ramírez de la O llega tarde a la Secretaría de Hacienda porque en junio, cuando le prometieron la silla que ya ocupará este fin de semana, se hablaba todavía de una reforma fiscal para la segunda mitad del sexenio.

En ese transcurso, desde el SAT se apresuraron a dibujar que no se trataría de una reforma sino de una miscelánea para hacer más eficiente el cobro de impuestos. Y como colofón el propio presidente López Obrador le cerró la puerta a un posible cambio hacendario profundo, por las implicaciones electorales que pudiera tener.

Y también llega tarde Ramírez de la O porque si bien el paquete económico se tiene que presentar, por ley, antes del 8 de septiembre, la Secretaría de Hacienda entregó ya la estructura programática para el presupuesto del 2022 en donde ya quedó claro que la guillotina de recursos públicos a estados y municipios, pero también a diversos programas sociales de salud y educación, todo con tal de aumentar los recursos para los programas clientelares y las obras de relumbrón del actual gobierno.

Es muy probable que el lápiz del flamante secretario Ramírez de la O ya se haya deslizado en esos cálculos, pero queda la impresión que llega a administrar y no a crear una nueva estrategia fiscal para este gobierno.

Claro que nadie tiene dudas que en la 4T encuesta mata carita y que las decisiones de gasto se toman en el despacho presidencial, con base en las prioridades electorales, más que en las planeaciones de los economistas con más conocimientos de los que pueda echar mano el actual gobierno.

Los mercados le tienen mucha confianza al nuevo secretario de Hacienda porque saben que cuidará la salud de las finanzas públicas, hay que ver qué aportación de sentido común puede hacer a la manera de ejercer el gasto público.