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En medio de la preocupación que genera la falta de preparación de los funcionarios públicos responsables del sector energético nacional, llega la Secretaría de Hacienda a dar la confianza de que las finanzas públicas del país están en buenas manos.

La reciente colocación de un bono en dólares a 10 años, a una tasa de 4.58%, con todo y su demanda de cuatro veces la oferta, deja ver que hay funcionarios muy hábiles en Hacienda que saben aprovechar bien las condiciones de mercado.

Lo único que sí les faltó a los expertos de Hacienda fue especificar en qué van a usar todos estos dólares recién colocados en los mercados internacionales.

Y más allá de entender el momento de liquidez del mercado y de aprovechar la ventana de buena aceptación crediticia del papel mexicano, la Secretaría de Hacienda aprovecha el anuncio de esta colocación para ratificar que el gobierno federal se mantendrá dentro de los límites de endeudamiento aprobados por el Congreso en el Paquete Económico de este año, que ponen como techo 5,400 millones de dólares.

Y es muy pertinente que la Secretaría de Hacienda haga énfasis en respetar los niveles de endeudamiento, sobre todo cuando el presidente ha lanzado un reto a las firmas financieras internacionales respecto al nivel de crecimiento que tendrá la economía este año.

El propio secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, ha reiterado que el gobierno actual no hará nada irracional para provocar un crecimiento artificial. Este es oxígeno puro para un mercado que por definición es quisquilloso y que en el caso de México han tomado la determinación de esperar y ver cuáles son las políticas públicas del gobierno actual.

Evidentemente que esta exitosa colocación del bono a 10 años implica la tentación de ser presentada como un aval al presidente Andrés Manuel López Obrador. Claro que es muy difícil de presumir que hay deuda, aunque ésta sea colocada en muy buenas condiciones.

Por eso es que el objeto a presumir es, por ahora, la apreciación del peso frente al dólar. Un peso fuerte enfrenta una lucha por la paternidad. Pero cuando se deprecia, la moneda mexicana se queda huerfanita.

Ciertamente en la colocación de deuda y en la apreciación cambiaria hay un componente interno. Hay un aval a las condiciones financieras actuales del país. No hay duda que el Paquete Económico vigente permite gozar de un marco de confianza de los capitales.

Pero en los capitales no hay lealtades, ni matrimonios duraderos. La entrada y salida de recursos de los mercados, en especial del cambiario, es cotidiana. Y el día que suba el dólar, se van a quedar sin argumentos.

Lo que sí debe quedar claro es que los flujos de capitales hacia los mercados mexicanos durarán mientras se mantenga la estabilidad.

Es indispensable que el Paquete Económico se mantenga al pie de la letra y que los reportes de finanzas públicas avalen lo que está en el papel. Si se empieza a notar alguna desviación importante en las metas de gasto e ingreso ahí se puede acabar el amor financiero.

Pero, otra vez, en materia financiera este gobierno tiene funcionarios capaces y confiables que dan tranquilidad.