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Ayer la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) dio a conocer su quinto anuncio de política monetaria del año donde, como estaba totalmente descontado por el mercado, dejó la tasa de interés de referencia sin cambio. Sin embargo, la atención del mercado estaba realmente enfocada en el lenguaje del comunicado para buscar pistas sobre el inminente inicio del ciclo de alzas de las tasas de interés de referencia.

Aunque el escenario base sigue siendo que la Fed realice su primer incremento en la tasa de fondeo en la próxima reunión de septiembre, el lenguaje del comunicado fue muy cuidadoso y dejó la puerta abierta para que el incremento pueda demorarse hasta octubre o diciembre.

En el comunicado, la Fed confirmó que el mercado laboral sigue mostrando una recuperación sostenida, reflejada tanto en la creación de nuevas plazas de trabajo, como en una reducción en la tasa de desempleo y en una mayor participación de la población económicamente activa en la fuerza laboral.

Asimismo, la Fed destacó que la actividad en el sector de vivienda residencial sigue mejorando. Estos factores sin duda apuntan a una acción inminente por parte de la Fed; no obstante, la Reserva Federal también destacó que el gasto de los hogares ha sido moderado y que la inversión del sector corporativo y las exportaciones han mostrado debilidad.

En cuanto a la inflación, la Fed reiteró que los niveles actuales se encuentran por debajo del objetivo de 2%, como consecuencia de una disminución en los precios de los energéticos y de las importaciones —como consecuencia de la fuertísima apreciación del dólar—. Sin embargo, la Fed espera que en el mediano plazo la inflación se vaya acercando al objetivo de 2% en la medida que el mercado laboral se siga recuperando y los salarios muestren una recuperación más robusta.

En concreto, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por su sigla en inglés) de la Fed indicó que será apropiado subir la tasa de interés objetivo en cuanto haya mayor evidencia de que esta situación se está dando. En este sentido, vale la pena remontarnos a la reunión de junio de la Fed, en la cual 15 de los 17 miembros con voto en el FOMC consideraron que el momento adecuado para subir las tasas se dará durante este 2015.

Debido a que entre la reunión de junio y la de ahora el entorno ha mejorado un poco, dado que los escenarios más catastróficos de la crisis griega se evitaron o por lo menos se pospusieron, la Fed muy probablemente eleve la tasa de referencia en su reunión de septiembre.

No obstante, una variable que debe estar causando cada vez más ruido dentro de la Fed es la apreciación del dólar, la cual tarde o temprano tendrá un impacto negativo en el crecimiento económico, mediante la pérdida de competitividad del sector exportador de EU, que podría incidir en el mercado laboral.

Aunque la Fed mantuvo la señal de que estamos ante el comienzo inminente de un ciclo de alza, también tuvo mucho cuidado en enfatizar que la política monetaria seguirá siendo acomodaticia por un periodo prolongado.

La Fed seguirá reinvirtiendo los cupones y los vencimientos de su tenencia de instrumentos financieros acumulados durante las diferentes fases del QE, por lo que el tamaño de su balance no se reducirá de manera importante.

Asimismo, las tasas de interés se mantendrán muy por debajo de los estándares históricos por un buen rato.

Por vacaciones, esta columna se volverá a publicar el 18 de agosto.