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Con la nominación la semana pasada de Wilbur Ross como próximo secretario de Comercio de Estados Unidos (EU) se pueden comenzar a vislumbrar algunos aspectos de la nueva política comercial. Como expliqué en la última entrega de Sin Fronteras, Ross no es un neófito en temas comerciales, ya que ha hecho grandes inversiones en empresas cuyo destino está fuertemente ligado al comercio internacional.

Por un lado, Ross ha invertido en sectores, como el de acero en EU, que han sido fuertemente beneficiados por la imposición de medidas proteccionistas. Por otro lado, Ross ha hecho inversiones en sectores que hoy no se podrían entender sin el beneficio del libre comercio dada su gran integración a la cadena global de suministro como su inversión en International Automotive Components Group, que tiene presencia en 22 países dónde manufactura autopartes y surte a las principales armadoras de coches en todo el mundo.

En una entrevista con Yahoo Finance, Ross manifestó que no piensa iniciar una guerra comercial y que la amenaza de imponer impuestos de 25%a 45% a las importaciones es más bien una herramienta de negociación que una promesa de campaña. En el caso particular de México, Ross sabe que EU es el destino de 80% de las exportaciones de México y que para EU las importaciones provenientes de México solamente representan 13% de las importaciones totales y como tal cuenta con un poder de negociación que no ha sido aprovechado a favor de su país.

Tal como cuando un proveedor de algún bien o servicio tiene como cliente principal a una gran cadena comercial, quién marca la agenda de la negociación es precisamente la cadena, Ross propone usar este principio básico y su gran experiencia como negociador en procesos de reestructuras y adquisiciones y ventas de empresas para marcar la pauta de la agenda comercial de su país.

Como mencioné en la edición anterior de Sin Fronteras, Ross ha planteado la renegociación de los acuerdos comerciales actuales en cinco principios básicos: I) establecer cláusulas de renegociación automáticas para asegurar que las ganancias comerciales sean distribuidas de manera justa; II) mecanismos de alivio inmediato a la implementación de barreras no arancelarias; III) sanciones a la manipulación cambiaria; IV) cero tolerancia al robo de propiedad intelectual; y V) estándares estrictos en temas ambientales, de salud y seguridad.

En realidad, el punto controversial dentro de estos principios es cómo establecer los criterios para evaluar si las ganancias comerciales están siendo distribuidas de manera justa. El peligro es que EU quiera usar la situación particular de su balanza comercial ante cada uno de sus socios comerciales como punto de partida.

EU cuenta con un déficit comercial de 60,000 millones de dólares ante México (el déficit ante China es de 335,000 millones de dólares) pero esto no necesariamente es resultado de un mal acuerdo comercial. La economía de EU es casi 12 veces el tamaño de la de México y el consumo en EU es 20 veces más grande que el de México.

En la entrevista con Yahoo Finance, Ross comentó que el objetivo no sería castigar a las compañías que producen bienes en México ni tratar de eliminar el déficit comercial con nuestro país sino reducirlo. Para Ross, esto se puede lograr sin abrogar el TLCAN, ya sea aumentando las exportaciones de EU a México o reduciendo las importaciones provenientes de México a EU.

Dada la gran diferencia en el tamaño de ambas economías, sin duda el camino más fácil sería el segundo y no el primero. No obstante, dada su experiencia en el sector de autopartes, Ross parece estar consciente del papel que juegan una fracción importante de las importaciones provenientes de México en las cadenas de valor de ciertos sectores, muchos de ellos exportadores, en EU. Sin embargo, la negociación no será fácil y la incertidumbre prevalece.