La mutilación genital femenina es ilegal en gran parte del mundo; provoca infecciones, complicaciones durante el parto, pérdida de sensibilidad y problemas psicológicos
Bajo el pretexto de darles ‘pureza’ y algunas veces como requisito para casarse, además de dotar de un supuesto mayor placer al hombre, alrededor de 200 millones de mujeres han sido víctimas de mutilación genital, de acuerdo con cifras de la ONU.
Esta cuestionable práctica se realiza mayoritariamente en países de África y el Medio Oriente, aunque se han encontrado casos en Asia, América Latina y algunas comunidades de inmigrantes en Europa, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.
Cabe destacar que dicha práctica, que se realiza en la adolescencia o incluso en niñas, es ilegal en gran parte del mundo, provocando a las víctimas infecciones, complicaciones durante el parto, pérdida de sensibilidad durante el acto sexual y problemas psicológicos.
Existen cuatro formas de MGF:
- Clitoridectomía: Eliminación total o parcial del clítoris y la piel que lo rodea.
- Escisión: Eliminación parcial o total del clítoris y de los labios menores o pliegues internos de la piel que rodean la vagina.
- Infibulación: Corte o recolocación de los labios menores y mayores de la vagina.
La infibulación incluye con frecuencia el estrechamiento de la abertura vaginal, lo que deja un orificio muy pequeño para el flujo menstrual y la orina. Al ser tan reducida la abertura, podría necesitar un corte para lograr el coito o dar a luz.
- Lesiones varias: Incluye la perforación, incisión, raspado y cauterización del clítoris o el área genital.
Me vendaron los ojos. Una mujer me amarró las manos por detrás. Me abrieron las piernas y me agarraron mis labios vaginales. Después de unos minutos sentí un dolor agudo. Grité, grité, pero nadie pudo oírme. Di patadas para liberarme, pero me tenían agarrada por las piernas.
Fue patético, usaron la misma hojilla para cortar a todas las niñas (que eran cuatro)“, cuenta Bishara Sheik Hamo, quien sufrió de mutilación genital a los once años, en la comunidad Borana de Kenia.
De acuerdo con la ahora activista, el único calmante para el dolor era un remedio tradicional a base de hierbas. “Había un hoyo en el suelo y adentro había una hierva. Me amarraron las piernas como a una cabra y me frotaron con la hierva. Entonces, oí cuando dijeron: ‘La siguiente niña’ y trajeron a otra“.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas señala que no se ha podido identificar el origen de la mutilación genital femenina, no obstante, varios historiadores y antropólogos consideran que pudo nacer a principios del siglo XVIII por un grupo de monjas y/o por una creencia de esclavos negros de Mali, en África.
Con información de BBC