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La agenda económica de esta semana está marcada por las intervenciones de diferentes miembros con voto del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por su sigla en inglés).

La primera de ellas se llevó a cabo el martes por la mañana cuando Lael Brainard habló ante el Economic Club of New York sobre ciertas consideraciones del rumbo de la política monetaria. Aunque más adelante en la semana habrá intervenciones de otros dos miembros del FOMC —Neel Kashkari y Robert Kaplan— la intervención de Brainard es especialmente relevante porque, para muchos observadores, su voz refleja de manera cercana la perspectiva de Janet Yellen.

Pese a que Brainard es percibida como uno de los miembros más dovish del FOMC, su intervención fue relevante, ya que su discurso fue más acomodaticio de lo expuesto hasta ahora por la Reserva Federal (Fed) y confirma un posible cambio de señal en cuanto al ritmo de alzas en la tasa de interés de referencia para los próximos 18 meses.

El mercado ha venido descontando un escenario más acomodaticio al señalado por la Fed; sin embargo, la Reserva ha mantenido un pronóstico que incluye un alza de un cuarto de punto hacia finales de este año seguida de tres incrementos adicionales de un cuarto de punto cada uno en el 2018 para ubicar la tasa de referencia en un rango de 2.0 a 2.25% a finales del año próximo.

El mercado tiene descontado el inicio de la reducción del balance de la Fed y un alza de la tasa para este año, pero sigue sin creer que realizará tres incrementos en el 2018.

En su intervención, Brainard reconoció que la Fed podría tener que adoptar una trayectoria de alzas más gradual a la expuesta hasta ahora. Asimismo, destacó que la principal razón por la cual la Fed tendría que actuar con esta postura más dovish es debido a que la inflación sigue sin alcanzar su objetivo de 2 por ciento. Adicionalmente, Brainard enfatizó que la inflación podría tener un incremento debido al impacto del huracán Harvey, pero de naturaleza temporal. También reiteró que, tal como lo tiene descontado el mercado, hay un muy alto grado de probabilidad de que la Fed comience a retirar liquidez del mercado al reducir el tamaño de su balance.

Vale la pena recordar que a partir del primer programa de estímulos cuantitativos anunciado en el 2008, el balance de la Fed se cuadruplicó, pasando de 900,000 millones de dólares a 3.6 billones de dólares. Durante este periodo, la Fed participó con casi una tercera parte de las compras en el mercado de bonos del tesoro.

La Fed ha hecho un buen trabajo para evitar un sobresalto en los mercados, comunicando de manera eficaz que la reducción de su balance se hará de manera sumamente gradual y afirmando que, aún después de la reducción, su balance mantendrá una dimensión mayor al que usualmente tenía en el periodo precrisis.

Aunque Brainard no lo mencionó específicamente, su mensaje confirmó de manera implícita, que el nivel actual de tasas no está muy lejos de la tasa neutral y que cuando concluya el actual ciclo restrictivo la tasa se ubicará muy por debajo de los niveles prevalentes antes de la Gran Recesión.

La Fed parece estar cambiando su discurso aún más en línea con las expectativas del mercado, nuestra perspectiva es que, en ausencia de choques, la Fed volverá a subir la tasa de interés de referencia antes de que termine el año y que intentará hacerlo nuevamente en dos ocasiones durante el 2018.

Esta expectativa sebasa en que la economía global presenta un panorama cada vez más alentador y que la Fed está consciente de que mantener una política monetaria demasiado acomodaticia podría contribuir a la gestación de una burbuja en los mercados financieros.

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