La dimisión de Creel me parece sensata dentro de la estrategia del PAN al interior del Frente Opositor
Si bien, el abogado panista, Santiago Creel Miranda, que por su tez blanca, pelo rubio, aunque canoso, y ojos azules, llegó a sentirse, recientemente, víctima de racismo a la inversa, ha ocupado importantes cargos en la política nacional del siglo XXI. Sin embargo la fortuna le ha sido adversa en sus deseos de llegar a puestos ejecutivos de elección popular como se verá en esta columna.
Creel Miranda, quien naciera en la Ciudad de México el 11 de diciembre de 1954, graduado en Leyes en la Universidad Autónoma de México, con estudios de posgrado en la Universidad de Georgetown y poseedor de una maestría en derecho por la Universidad de Michigan, hizo su debut en política por la puerta grande al ser nombrado secretario de Gobernación en el sexenio de Vicente Fox. Posteriormente ha sido senador de la República de lista nacional (plurinominal); diputado —de representación proporcional— a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México; diputado —de representación proporcional— del Congreso de la Unión. Éstas han sido las colocaciones en el sector público logradas por quien antes de dedicarse a la política fuera docente de la UNAM, de la Universidad Panamericana y del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Aquí se impone comentar que a ninguna de las cuatro funciones políticas ejercidas por el bisnieto de Enrique C. Creel, gobernador del Estado de Chihuahua (1904 a 1906 y 1907 a 1910), llegó a través del voto popular.
El también descendiente de Félix María Zuloaga, quien fuera presidente de nuestra nación durante el año 1858; e integrante, durante los años 1994-1996, del primer Consejo General Ciudadano del Instituto Federal Electoral (IFE), se afilió al Partido Acción Nacional en 1999. En el 2000 compareció ante las urnas, como candidato de la Alianza por el Cambio, para ser Jefe de Gobierno del Distrito Federal, elección que perdió ante Andrés Manuel López Obrador.
En los años 2005-2006 fue aspirante a la candidatura presidencial panista que finalmente recayó en Felipe Calderón. Seis años después nuevamente intentó ser el candidato de Acción Nacional a la grande, responsabilidad que obtuvo Josefina Vázquez Mota; para el 2018 creo que ni lo intentó porque Ricardo Anaya se les fue por delante a todo el panismo. Y ahora que hasta hace seis semanas era el mejor posicionado de su partido para dichos fines, surgió la figura arrolladora de Xóchitl Gálvez y el licenciado Creel tuvo que dejar de pensar en gobernar nuestro país. Total, como alguien dijo con mala leche y buen humor: Santiago no gana ni un volado.
La dimisión de Creel me parece sensata dentro de la estrategia del PAN al interior del Frente Opositor. Es la clásica renuncia obligada por la Ley de Hilados y Tejidos que en su artículo primero y único establece que el hilo se revienta por lo más delgado.
Si dos de los los tres que contienden por la candidatura del Frente Amplio Opositor son panistas, lo lógico es que renuncie el menos popular de ambos para no dividir el voto de los simpatizantes de Acción Nacional. Sobre todo si se considera que los militantes priistas suman más de dos millones, contra los poco menos de 300,000 afiliados al PAN.
Por supuesto que tras su dimisión Santiago no puede irse sin su premio de consolación. Ya Xóchitl Gálvez lo elogió a través de las redes sociales: “La lección que hoy nos das es de una gran demócrata, pusiste por encima de tus intereses personales tu profundo amor por la patria”. Además, cumpliendo con un mutuo acuerdo, si Xóchitl llega a ser la candidata del Frente Amplio Opositor, Santiago Creel será el coordinador general de su campaña.
Renuncia, que algo queda.
Punto final (Humor negro)
Nunca le rompas el corazón a nadie, sólo tiene uno. Rómpele los huesos, tiene 206.