Elecciones 2024
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Natural, que el presidente mienta de nuevo, diciendo que “en marzo tendremos el mejor sistema de salud del mundo”. Él sólo sigue el manual castrochavista que lo llevó a la presidencia. El asunto es de quienes siguen sin entender que, antes, estábamos mejor.

Apenas dos datos deberían bastar: en cinco años de castrochavismo, la esperanza de vida de los mexicanos bajó de 74 a 70 años; y en cinco años de castrochavismo, 53 millones de mexicanos dejaron de tener atención médica gratuita.

Y son datos de la ONU, la misma a la que el presidente designó en 2023 para licitar y comprar los medicamentos y material de curación en el país. Con el castrochavismo del presidente, en México se vive menos y se tienen menos medicinas.

Pero, saber que se vive menos y se tienen menos medicinas corresponde a los electores: a un presidente como el actual, lo que corresponde es repetirles lo contrario cada mañana, pues su estilo de gobernar se basa en promesas y no en resultados.

Al mentirles 101 mil 155 mil veces en sus conferencias matutinas, el presidente le sirve a sus gobernados lo que quieres escuchar, como repetirles que, ahora sí, de una vez, van a tener un sistema de salud como en Dinamarca, con atención y medicinas gratuitas.

Saben que es mentira. Por eso, 44 por ciento decía que 2022 fue un año muy bueno, y 83 por ciento que 2023 sería “mejor todavía”. Un fenómeno espeluznante, porque quieren lo que les sierve el presidente de desayuno: “Promesas y no realidades”.

Según el prolijo conteo del doctor Luis Estrada, esas esperanzas son, en cuatro años, 101 mil 155 afirmaciones falsas, engañosas o que no puede probar; que son el triple de las que dijo Donald Trump, en el registro de The Washington Post.

Corresponde entenderlo a, al menos, a los 53 millones que, antes de este presidente tenían, y ya no, un Seguro Popular, a través el cual el gobierno financiaba su atención médica y gastos catastróficos en salud, a quienes no tuvieran Seguro Social.

Cierto es que, este presidente, no tiene la menor de cómo recomponer el sistema de salud que descompuso al asumir la presidencia: tan no lo sabe que cambió ya cuatro veces la forma de comprar y distribuir las medicinas y el material de curación:

–Primero, encargo ese trabajo a la Secretaría de Hacienda

–Luego, encargó ese trabajo a la Oficina de Servicios para Proyectos de Naciones Unidas (UNOPS)

–Más tarde, encargó ese trabajo a Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi)

–Ahora, encargó ese trabajo a la Secretaría de Salud

Pero el desabasto de medicinas continúa.

Y, al menos 53 millones, lo saben, lo saben, lo saben.