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La inflación es la invitada que puede echar a perder la fiesta de la recuperación económica. Aquí van algunos datos: los precios internacionales de los alimentos acumulan 12 meses de crecimiento consecutivo y están en su mayor nivel desde el 2011. El precio internacional del maíz ha subido 89.9% en los últimos 12 meses. El petróleo está en máximos de dos años y en el último año ha vivido un alza espectacular. El West Texas valía 18.99 dólares en mayo pasado. Ahora vale más de 68 dólares.

El incremento de los precios es un fenómeno global que refleja la reactivación económica y algunas cosas más. En esas alzas se nota el apetito creciente de China por materias primas y alimentos, además de su compra acaparadora de insumos desde el año pasado. También se dejan sentir algunos problemas en las cadenas de producción y distribución de materias primas o insumos vitales. En febrero fueron las heladas en Texas que trajeron disrupción y precios de pánico al mercado de los derivados del petróleo; la sequía en Brasil está afectando la producción mundial de maíz, café y azúcar, por ejemplo. El desabasto de chips o semiconductores ha afectado varias industrias a lo largo de este 2021, en particular la automotriz.

Cada país vive a su modo la reaparición de esta vieja conocida llamada inflación. En México, los automovilistas vieron subir con fuerza el precio de las gasolinas desde fines del año pasado hasta principios de mayo. Desde entonces, la contención de los precios se ha conseguido mediante la inyección de recursos públicos, en forma de subsidios o menores impuestos al precio final. También estamos viviendo presiones alcistas en muchos productos como la tortilla; las frutas y verduras. De esto hablan las amas de casa, pero también las cifras de inflación del Inegi. La canasta básica registra incrementos muy superiores al índice general de precios. El mes en el que se encendieron las alarmas fue abril, cuando los bienes de la canasta básica subieron 10.1 %, mientras que la inflación fue de 6 por ciento.

En Estados Unidos, en abril los precios subieron 0.8 por ciento. Esta es la mayor alza para un mes desde junio de 2009. En los últimos 12 meses la inflación estadounidense ha sido 4.2%, el nivel más alto desde la crisis financiera del 2007-2009. En Europa, la inflación estimada para 2021 está alrededor de 2%, en línea con su meta. Para China, la inflación anualizada hasta abril llega a 6.8%, con incrementos mayores en alimentos y energéticos.

¿Por qué digo que la inflación es la invitada que puede arruinar la fiesta de la reactivación económica? En primer lugar porque el alza de precios empobrece más a los grupos de menores ingresos. Les hace más difícil comprar los bienes básicos y reduce el número de proteínas que pueden adquirir con sus sueldos. En algunos casos genera un descontento social que se puede desbordar. Entre 2007 y 2011, cuando se vivió un periodo de grandes alzas en los precios de los alimentos, hubo 30 países que tuvieron que enfrentarse a fuertes protestas sociales.

La otra forma en que la inflación puede aguar la fiesta es a través de la presión que ejercerá sobre los bancos centrales. Para México, estamos hablando de las decisiones que tomará el Banxico, pero también las acciones de la Reserva Federal.

Si en Estados Unidos, la inflación sigue en niveles superiores al 3%, la Fed se vería obligada a subir las tasas de interés. Si estas alzas ocurrieran, para México significaría dos cosas: presión para el tipo de cambio del peso frente al dólar y para las tasas del Banco de México. En otras palabras, algo de volatilidad y un freno para el crecimiento económico. ¿Qué hacemos con la fiesta? ¿Qué hacemos con esa invitada indeseable?