Elecciones 2024
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No tengo dudas de que las vacunas llegarán a México y de que algún día estaremos vacunados los mexicanos. La pregunta es cuánto tiempo y cuántos muertos más nos llevará ese proceso.

Es la hora que las autoridades mexicanas no pueden decir con certeza cuántas vacunas han comprado, a quién, y cuándo llegarán.

Han declarado en distintos momentos que lo de la vacuna es misión cumplida, que ha empezado ya la vacunación masiva, que en marzo estarían vacunados todos los adultos mayores y el personal médico. Ahora el Presidente extendió este plazo hasta abril.

Pero nada sucede según los dichos y los compromisos de la autoridad, y nada preciso puede decir todavía el gobierno sobre esta cuestión de vida o muerte.

Se anunció la semana pasada que habían llegado 2 millones de vacunas chinas. La verdadera noticia resultó ser que había llegado suficiente material para envasar aquí 2 millones de vacunas chinas, lo cual demoraría seis semanas.

Ayer, con una remesa de 800 mil vacunas de AstraZeneca, llegadas de India, empezó en el país la vacunación de adultos mayores en las alcaldías más pobres de la República, probablemente aquellas en las que la vacuna no es de tanta urgencia.

En Ciudad de México fueron elegidas las delegaciones como Milpa Alta y Cuajimalpa, en vez de la de Iztapalapa, la más populosa, la de mayores infecciones y la de mayor contacto humano de la urbe. Las razones de esa elección son un misterio, y están lejos de haberse explicado desde un punto de vista logístico y sanitario.

No fluye información tampoco de cónclaves de expertos del gobierno sobre la estrategia elegida, del mismo modo que no fluye información de las razones científicas de la Cofepris para haber autorizado las vacunas china y rusa.

Lo único claro en el gobierno es que quien lo decide todo es el presidente, cuyas promesas y celebraciones anticipadas alcanzaron en estos días, con la inauguración de un aeropuerto que no existe, el nivel de la parodia.

Por fortuna, las redes se han llenado de doctores, epidemiólogos, inmunólogos, matemáticos y estadísticos. En materia de información sobre la pandemia, las benditas redes sociales de científicos suplen los balbuceos del gobierno.