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Ayer 13 de junio, nuestro diario El Economista publicó como nota central algo que debería prender los focos de alerta de cualquier gobierno que realmente quisiera llevar a este país hacia otros niveles de desarrollo superiores.

En su texto “Clase media se contrajo durante la pandemia; ya no está en recuperación” nuestra compañera Yolanda Morales explica que la población se ha empobrecido como consecuencia del cierre de muchas actividades económicas, lo que implicó la reducción de personas dentro de las clases media y alta en México.

De acuerdo con datos del Inegi, entre el 2010 y el 2018 el número de personas dentro del parámetro de clase media había pasado de 39.2 a 42.7 por ciento.

El cierre de actividades productivas durante la pandemia fue un fenómeno mundial. Pero México fue de los muy pocos países del planeta que dejó a la gente a su suerte. Con ello, seis millones de personas empobrecieron y dejaron su categoría de clase media y sumando a los de clase alta que perdieron sus ingresos, 8.7 millones de personas se sumaron a la pobreza entre el 2018 y el 2020.

Y las cifras de la “recuperación económica” disponibles hasta el 2022 no muestran un regreso de esa fuerza de la clase media.

Hace ya 13 años los economistas Luis Rubio y Luis de la Calle publicaron un libro que hoy sigue siendo indispensable: Clasemediero: pobre ya no, desarrollado aún no.

Un título con humor de economistas, pero con un punto central, la transformación que México había tenido en un país de clase media que debía preservarse y expandirse si se busca asegurar la estabilidad económica y política que solía tener este país.

Pero para lograrlo se tendrían que reforzar las dos cosas, la estabilidad económica, pero también la estabilidad política.

Ahí está la esencia de por qué el régimen de Andrés Manuel López Obrador prefiere a los pobres, por ser altamente controlables, contra las clases medias que se dan tiempo de reflexionar, entre otras cosas, de su bienestar político.

Durante la pandemia no hubo ningún tipo de ayuda gubernamental para sortear la crisis por la pandemia, el resultado: casi nueve millones más de pobres.

Hay poca claridad de cuánto se destina a los programas asistencialistas, pero hay total transparencia en todo lo que se ha cancelado en materia de salud, educación, seguridad social y asistencia para millones de personas que en otras épocas pudieron dejar la pobreza.

Y si algo faltara, ahí está la confesión de parte del propio presidente. Estas son dos consideraciones de López Obrador expresadas en sus mañaneras sobre los pobres y los clasemedieros:

Hasta los animalitos tienen sentimientos, ni modo que se le diga a una mascota vete a buscar tus alimentos, el dueño lo protege y le da de comer, atender a la gente humilde, a la gente pobre, es función del gobierno.

Hay un sector de la clase media que siempre ha sido así, muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista, que lo que quiere es ser como los de arriba y encaramarse lo más que pueda, sin escrúpulos morales de ninguna índole.

Las clases medias pudieron haber sido rescatadas de la crisis, pero el régimen las dejó caer porque eso va bien con su modelo de gobierno.