Elecciones 2024
Elecciones 2024

He recibido con doble alegría la decisión de Margarita Zavala de retirarse de la candidatura presidencial en que se había empeñado valerosamente, contra todos los pronósticos.

La primera alegría es personal, porque su decisión la aparta de un camino en el que solo parecían quedar reveses.

Tengo amistad y admiración por Margarita Zavala y la veía encerrada en una batalla desigual a la que le quedaba el peor tramo y sin compensación ninguna. Todo iba al saco de las pérdidas.

La segunda alegría es también personal respecto de Margarita, pero de orden político.

Ayer, durante una conferencia que dimos juntos en Guadalajara, Leo Zuckermann me dio su conclusión de lo que había visto en la grabación de Tercer grado, donde Margarita, ayer, anunció su retiro.

Su retirada es un regreso, dijo Leo, porque la pone en una buena posición para seguir haciendo política por fuera de la loza en que se había vuelto su candidatura. Su renuncia la revive.

Su renuncia le hace también un servicio al electorado y a la contienda democrática como tal. Aclara la contienda, le quita falsos dilemas, la transparenta y además libera a sus votantes para que escojan en conciencia en una elección que, bien vista, es un plebiscito.

Yo creo, siguiendo a Leo Zuckermann, que Margarita Zavala no se bajó ayer de la campaña. Es posible que acabe de subirse a la política que viene, la de antes y la de después del 2 de julio.

De modo que, Margarita Zavala: bien ida y bienvenida.

Se ha ido a tiempo y está a tiempo para volver. Los siguientes días nos dirán si este cambio en el elenco de los presidenciables marcará o no un cambio en las intenciones de voto. Los siguientes meses nos dirán de qué tamaño será el papel de Margarita en el nuevo mundo partidario que viene. Espero que su discurso político de principios y valores sea cada vez más necesario, y cada vez más efectivo, en la política del pragmatismo que nos gobierna.

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