El equipo de abogados del neoyorkino está presionando para retrasar el juicio hasta el 2026
Mientras las corcholatas de Juntos Haremos Historia, esperan quién de ellas será la elegida por la encuesta de una sola pregunta a la que contestará un solo hombre y Beatriz Paredes tiene músicos en su orquesta o éstos ya se fueron a la banda de Alito; hablaremos de un personaje que es más falso que político en campaña, adicto a hacer trampa hasta cuando juega Solitario. Por supuesto, se trata de Donald Trump, el único presidente de los 46 que ha tenido Estados Unidos de Norteamérica que ha sido fichado judicialmente. Se le imputan los siguientes cargos: violación de la ley estatal contra la delincuencia organizada, presión sobre funcionarios públicos para que no cumplieran con sus obligaciones, así como la falsificación de documentos: conspiración tuvo como propósito la alteración de los resultados de la elección presidencial del 2020.
Taimado y más vivo que un dolor, con una sagacidad mediática digna de mejor causa, el magnate anaranjado al que la fiscalía le fijó un periodo de 10 días, que culminarían el lunes 28, para su comparecencia, de manera astuta adelantó ésta para el jueves 24, un día después de que sus competidores por la candidatura del Partido Republicano llevaron a cabo su primer debate televisado antes de las elecciones primarias. Además Donald eligió para trasladarse a la prisión las 19:30 horas —prime time— la hora de mayor audiencia televisiva en EU. Verlo bajar de su avión privado que lo transportó desde su Club de Golf en Bedminster, Nueva Jersey y enseguida dirigirse, con su fastuosa caravana, a la prisión del Condado de Fulton en Atlanta, Georgia, fue un espectáculo que desplazó de la atención pública el debate del día anterior de sus rivales republicanos. Con esto logró que la conversación ciudadana de nuevo se ocupara del neoyorkino de la inefable cabellera.
La visita del bad hombre a la prisión duró, aproximadamente, 20 minutos, durante los cuales en su calidad del recluso No. PO1135809 se le tomó la fotografía policial que le dio la vuelta al mundo donde se le ve con el seño fruncido y mal encarado. No fue detenido porque anticipadamente, días antes, ya había acordado pagar una fianza de 200,000 dólares. Para el pago de la fianza Trump recurrió a un fiador. Es decir él únicamente pagó 20,000 dólares, lo que significa que el potentado tiene problemas de liquidez, lo cual es posible dado lo mucho que ha gastado en abogados; también existe la hipótesis de que el magnate, vendedor de humo, en cuestiones de dinero es más agarrado que una anciana en la montaña rusa. En el sitio web de su campaña, Trump está pidiendo una contribución “para desalojar al corrupto Joe Biden de la Casa Blanca y salvar América”. (Le regalo una idea, que venda copia de su fotografía policial, se vendería muy bien para asustar a los niños que se portan mal.
Tanya Chutkan, jueza de distrito programó el juicio de conspiración electoral para el 4 de marzo, es decir después de las elecciones de noviembre. El equipo de abogados del neoyorkino está presionando para retrasar el juicio hasta el 2026.
Pero donde el populista de derecha no se midió… O mejor dicho se midió, se pesó y mintió… fue en la declaración que hizo, para su fichaje policíaco, sobre sus medidas anatómicas, Donald declaró medir 6’32” (1.93 cms.) y pesar 215 libras (97.522 kg.) Lo cual evidentemente no es verdad. Si se compara con su expediente médico del 2018, su altura era de 6’2” (1.88 cms.) y pesaba 239 libras (108.409 kg.). Es decir que el adalid del embuste quiere hacernos creer que en cinco años y a los 77 de edad ha crecido 5 centímetros y ha adelgazado —el que sólo juega golf con caddie y carrito— casi 11 kilos. Ahora resulta que el septuagenario tiene las mismas medidas corporales de Mohamed Alí cuando fue campeón del mundo.