Elecciones 2024
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Además de la desavenencia que trae con el INE —que no se toca—, Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, dirigente máximo del PRI —que por lo visto tampoco se toca, Alito no el PRI— tiene dentro del partido del cual es el máximo dirigente, varias batallas emprendidas con personalidades de la aristocracia tricolor. Pero como dijo el Estrangulador de Bostón, vamos por partes. La frase se le atribuye a Jack el Destripador, pero, ¿quién me asegura a mí que Robert de Salvo, estrangulador de 13 mujeres en dicha localidad estadounidense, alguna vez no empleó la precitada expresión?

Así pues, vamos por partes: Alito tiene un conflicto con el Consejo General del INE que invalidó las modificaciones a los estatutos del Partido Revolucionario Institucional que el campechano hiciera para prolongar su mandato hasta 2024. Sin embargo, en un comunicado la dirigencia priista, anunció que la extensión del mandato del dirigente es una adecuación “de nuestros Estatutos conforme a la normativa electoral que se dará con la inminente publicación del ‘plan B’”. ¿Quién los entiende? El domingo marcharon contra el “plan B” y hoy se apoyan en él por convenir a sus intereses.

En cuanto a las personalidades priistas que han marcado su raya, cuando no su franco repudio, contra Alito y su pretendida ampliación del mandato, comenzaremos por las damas: Elegí tres exdirigentes de la antigua aplanadora —hoy convertida en montacargas cada vez más pesadas y peligrosas—: Beatriz Paredes Rangel, actualmente senadora, tres veces diputada federal, presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del partido y exgobernadora del estado de Tlaxcala, manifestó, para la edición de México, La Política Online, que las modificaciones estatutarias fueron inoportunas ya que existen temas más importantes en la agenda del partido; consideró que la estrategia de Alito sólo genera tensiones innecesarias. Por conducto del mismo medio, Rosa María Sauri Riancho, quien fuera gobernadora interina de Yucatán, exdiputada federal y exsenadora, así como expresidenta y exsecretaria nacional del partido, expresó su molestia porque la modificación de estatutos, en estos momentos, causan un ruido innecesario; para el PRI no hay nada más importante que ganar las elecciones del Estado de México y de Coahuila. También, la política yucateca, en reciente publicación del periódico Milenio, reveló su malestar porque según las elecciones extraordinarias de Tamaulipas su partido obtuvo menos votos que el Partido del Trabajo y sólo alcanzó 700 más que el Verde. Otra exdirigente nacional y actualmente senadora; excanciller y exsecretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, en entrevista con Carlos Loret de Mola, dijo: “Hoy tenemos una dirigencia que centraliza todas las decisiones (…) y ha acaparado las posiciones para una sola corriente”.

Por lo que respecta al sector masculino, el senador Miguel Ángel Osorio Chong, exsecretario de Gobernación y exgobernador de Hidalgo, ha exteriorizado repetidas veces, que Alito Moreno quiere adueñarse del PRI para unirse a Morena; también el exgobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, ha dado muestras de inconformidad, al renunciar al Consejo Político priista, por no querer ser “observador de abusos, faltas de respeto y trampas”. Según el portal N almomento, Astudillo pidió a la militancia rezar porque el PRI, en manos de su actual dirigente, está agonizando. Parecida fue la opinión de otro priista de alcurnia, Francisco Labastida Ochoa, excandidato a la presidencia de la República, exsecretario de Gobernación y exgobernador de Sinaloa, quien exteriorizó que Alejandro Moreno está matando al Revolucionario Institucional (oxímoron).

Son muchos los priistas a disgusto con su actual jerarca que hace y deshace a su antojo. Algunos todavía piensan que es posible la unión de cara a las dos importantes elecciones de este año: las de las gubernaturas de Coahuila y del Estado de México, pero con el campechano haciendo su voluntad cualquiera sabe lo que sucederá.

Al parecer, los únicos que mantienen unidos al PRI son el PAN y el PRD.

Punto final

Me llamaron daltónico y yo me puse rojo como un limón.