Elecciones 2024
Elecciones 2024

Son muchos los comentarios y las opiniones que se suscitaron a raíz del ejercicio electoral denominado Revocación de Mandato, desde quienes afirmaron que fue un proceso democrático inédito que demuestra la fuerza y simpatía que tiene entre la ciudadanía el presidente López Obrador, hasta los que lo calificaron de farsa y fracaso; carrusel de anomalías, trampas e ilegalidades; un gasto inservible de 1,700 millones de pesos. Inclusive la minoría del Partido de la Revolución Democrática, la mayoría hace mucho tiempo que se fue a Morena, pidió la anulación de la consulta. ¿Cómo, se quejan de una práctica en la que inútilmente se gastaron 1,700 millones de pesos y piden que se repita el operativo? La anulación conlleva a la reiteración de lo invalidado. ¿No?

¡Súbanle, todavía hay lugares! Súbanle —gritaba Mario Delgado cual microbusero. ¿Quieres votar? Lo llevo gratis hasta tu casilla —ofrecía su amplia camioneta. Lo espero a que vote por ya sabe quien y lo regreso a su casa tan sólo con que me muestres el pulgar derecho entintando. ¡Súbanle! ¡El voto es libre!

El canciller, Marcelo Ebrard, después de votar, obviamente, a favor de que Andrés Manuel López Obrador termine su gobierno el 1 de septiembre del 2024 —ni un día más, acota el redactor— envió varios mensajes vía Twitter, entre otros Éste: “Ya me tocó votar, con mucho gusto además. Es un gran ejercicio. Muy pocos países tienen algo como la Revocación de Mandato que ahora se implementa en México en donde la ciudadanía puede determinar si el presidente en turno termina o no termina su período”. Pienso que la formulación de la frase pronunciada por  Marcelo: “donde la ciudadanía puede determinar si el presidente en turno termina o no termina su período”, debió de haberla articulado así: “donde el presidente en turno determina si termina o no termina su período”.

Es un hecho que lo que resta del sexenio habrá que hablar de antes y después de la Revocación de Mandato, debido a que a partir de ayer se inauguraron en el país dos guerras. Una será la que protagoniza el gobierno federal encabezado por el presidente López Obrador, quien se siente robustecido por el resultado del ejercicio dominical, contra el  Instituto Nacional Electoral (INE) al que piensa exterminar. La otra confrontación será por la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para la presidencia de la República (2024-2030). Será una lucha entre tres: Una es la consentida de su profesor, Claudia Sheinbaum, quien como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ha demostrado disciplina y obediencia al que manda, pero, tal vez, no sea muy conocida en el resto del país. De los tres contendientes, el canciller Marcelo Ebrard es el político de mayor experiencia; además cuenta con una buena cantidad de aliados en otros frentes. Por lo que respecta al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, paisano y buen amigo de Andrés Manuel, en las últimas semanas ha demostrado querer ir por todas las canicas.

Ayer en el espacio que El Economista brindó a “sus plumas” para que emitiéramos brevemente nuestra opinión sobre lo sucedido. Entre lo escrito por mí, expresé: “Un dato resultó exagerado, 354,758 ciudadanos se presentaron en las casillas y nulificaron su voto”. Cuando entregué mi escrito le hice ver al editor Héctor Molina, que me parecía una barbaridad que el 2.1% de los votantes haya salido de su casa, desplazándose hasta su casilla para terminar anulando su voto. Héctor me comentó que entre esa cantidad de votos se encontraba el de AMLO que en la boleta escribió: ¡Viva Zapata! Comprendí algo que al manifestar mi comentario no tomé en cuenta. De esas casi 355,000 personas que anularon su voto muchas lo hicieron deliberadamente, emitiendo, las fanáticas del tabasqueño: ¡Qué se quede para siempre! Las malquerientes: ¡Qué se vaya hoy mismo!. Las desmadrosas: ¡Puto el que lo lea!