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Cada vez somos menos un país petrolero. Las exportaciones petroleras fueron 12,911 millones de dólares en los cinco primeros meses del 2023, alrededor del 5.4% del total de las exportaciones mexicanas, que superaron los 240,000 millones de dólares en ese periodo. Estas cifras no son una anomalía, sino una tendencia: México cada vez vende menos petróleo y muchas más de otras cosas: autos, computadoras y alimentos, por ejemplo.

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Las ventas de petróleo al exterior son 20% mayores que las del sector agroalimentario, pero apenas una sexta parte de las exportaciones automotrices, que son cercanas a 500 millones de dólares diarios. La situación actual no tiene nada que ver con lo que sucedía a principios de los años 80, cuando el petróleo representaba 68% de las exportaciones y cuatro de cada 10 pesos de los ingresos públicos. Eran los años de López Portillo. No teníamos el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, pero contábamos con todo el oro negro que producían los ricos campos de Cantarell, frente a Campeche.

Nos hemos despetrolizado, pero no en todas las dimensiones: cada vez más somos un país consumidor de derivados del petróleo. Nos hemos convertido en el tercer mayor comprador en el mundo de productos como gasolina y diésel. En esta categoría, sólo son superan Estados Unidos y Singapur. Entre enero y mayo, las importaciones de derivados de petróleo alcanzaron un total de 24,286 millones de dólares, un 10% del total de las compras que México hace al exterior. México compra al exterior más de 100 millones de dólares diarios de productos como gasolinas y diésel.

¿Cómo cambiarán estos números y estas tendencias con la puesta en marcha de Dos Bocas? En teoría, la refinería consumirá la mayor parte del petróleo que ahora se exporta y lo convertirá en refinados. Eso significaría que en algún momento México, quizá, deje de ser exportador de crudo. A cambio, reduciremos significativamente las importaciones de refinados. En teoría, ocurrirá así.

Decimos en teoría porque nada de lo que estaba previsto para Dos Bocas se ha cumplido. Los 8,900 millones de dólares que iba a costar, según el presupuesto presentado en 2020 se convirtieron en contratos por un total de 16,890 millones de dólares. El monto sigue creciendo mientras los plazos de finalización se alargan. Para el próximo 1 de julio estaba prevista la presentación de los primeros litros de gasolina, pero esto no ocurrirá. Una auditoría interna, realizada por Pemex deja clara la imposibilidad de hacerlo. “No es factible el arranque propuesto para julio 2023”, dice. No hay adelantos en las actividades de las rutas críticas de las Plantas de energía eléctrica Combinada, Coquización Retardada, Catalítica, Cogeneración e Integración.

El informe, que El Economista publicó el 21 de mayo, expresa muchos de los riesgos. Entre ellos el de que no se garantice el suministro de 340,000 barriles de petróleo por día, que a su vez harían posible la producción de 170,000 barriles de gasolina y 120,000 de diésel por día. La auditoría genera cuestionamientos sobre el impacto que tendrán los sobrecostos en la operación. No lo dice con todas las letras, pero abre las llaves para preguntar ¿qué pasará si los costos de producir un litro de gasolina en Dos Bocas son mucho mayores al costo de comprar ese litro en Texas y traerlo hasta México?

Lo que eran dudas sobre Dos Bocas se van convirtiendo en amargas certezas. A pesar de la opacidad, es evidente que el proyecto está muy excedido en tiempos y costos. El primer plazo de conclusión era el 1 de julio del 2022. El primer presupuesto, presentado en 2019 por AMLO eran 8,000 millones de dólares. Se subestimaron los costos y los riesgos. Se sobreestimaron las capacidades del equipo coordinador del proyecto, encabezado por la secretaria Rocío Nahle.

¿Qué va a inaugurar/celebrar el presidente el 1 de julio? Hace un año, para conmemorar el cuarto aniversario del día del triunfo electoral de AMLO se cortó el listón de la primera fase constructiva. Ahora, todo indica que no podrán presentar litros de gasolina o diésel producidos en Dos Bocas. Eso no quiere decir que la próxima semana no haya un poco de gasolina o diésel para presumir. De dónde venga es lo de menos. El show debe seguir.