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El barril de petróleo Brent valía 71.29 dólares a fines de 2021. Ahora está por encima de los 115 dólares, un incremento de más de 50% en los primeros cinco meses del año. Si esta alza es significativa, lo más relevante es lo que viene para el segundo semestre del año. Podría llegar a 150 dólares el barril, advierte Jeremy Weir, el CEO de Trafigura, una empresa suiza que está entre los principales comercializadores de materias primas en el mundo.

Jeremy Weir ha lanzado uno de los pronósticos “serios” más audaces sobre el futuro inmediato del petróleo. Subraya que el mundo no ha visto lo peor de la crisis energética. En esa visión, lo “acompaña” Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, él argumenta que los precios podrían estar en un rango de 150 a 175 dólares. Hablo de seriedad porque hay una realidad paralela donde otros hablan de barril de petróleo a 200 o 250 dólares. Lo importante es que Weir y Dimon no son los únicos que creen que el petróleo seguirá carísimo. Goldman Sachs proyecta un precio de 140 dólares por barril en el tercer trimestre del año. Citi y Barclays, otros dos grupos financieros, también acaban de revisar sus precios petroleros al alza: piensan que no bajarán y que seguirán cómodamente por encima de los 110 dólares.

Los pronósticos oscilan en una banda de más de 40 dólares, pero todos ponen en la mesa la acumulación de factores que desordenan el mercado petrolero: las sanciones a Rusia se traducen en 1 millón o 1.5 millones de barriles de petróleo diarios menos disponibles. Estos no pueden ser compensados con los compromisos de la OPEP+, ni con las invitaciones a países como Irán y Venezuela para producir más. El reto de subir la producción en el corto plazo es muy complicado. OPEP+ mencionó 680,000 barriles diarios de producción adicional, pero en la práctica la cantidad será bastante menor.

Por el lado de la demanda, los expertos y el sentido común aconsejan tomar en cuenta el papel que jugará China. En abril y mayo redujo drásticamente sus compras de petróleo porque se concentró en combatir el covid mediante un encierro draconiano. A partir de junio estará retomando el ritmo normal de actividades. Ellos compraron en el 2021, alrededor de 10 millones de barriles diarios. El año pasado gastaron 257,300 millones de dólares en importaciones de crudo. Por eso, lo que pase en China será fundamental para el futuro del precio del oro negro. Es un mercado donde los productores mandan ahora, pero los grandes consumidores también tienen mucho qué decir. Tres preguntas: ¿cuánto comprará China a Rusia? ¿qué tanto está dispuesto a dejar que suba el precio del petróleo? ¿qué puede hacer China para estabilizar el mercado mundial del petróleo?

El récord anterior en precios del petróleo corresponde al tercer trimestre de 2008. En ese momento, el crudo tipo Brent tocó los 147 dólares. En septiembre de ese año estalló una enorme crisis mundial, luego de la quiebra de la financiera Lehman Brothers.

Para México, como para el resto del mundo, un escenario con muy altos precios del petróleo representa más amenazas que oportunidades. Si sigue arriba de 100 dólares, hará mucho más complicada la política actual de subsidios al precio de las gasolinas y el diesel, advirtió la calificadora Fitch. Las finanzas públicas estarían bajo enorme presión, aunque Pemex tendría un año de campeonato. Para la economía en su conjunto, los mayores ingresos por venta de crudo no alcanzan a compensar los mayores gastos por importaciones de productos derivados del petróleo. Tenemos una balanza petrolera con un déficit de 2,000 millones de dólares mensuales.

Por encima de todo esto, un petróleo super caro podría descarrilar la economía mundial y hacer una realidad el riesgo de recesión mundial. México no está blindado, y padecería con fuerza una crisis global. Exporta petróleo, pero hace mucho que dejó de ser un país petrolero. El crudo representa apenas 8% de una canasta exportadora de más de 50,000 millones de dólares mensuales. Si el crudo llegara a 150 dólares, tendríamos Estanflación Plus. Más inflación y menos crecimiento. Eso quiere decir menos remesas, menos turismo y menos exportaciones. Por eso, no sonrían cuando les digan que la mezcla mexicana está a punto de romper su récord.