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Evergrande debe 305 mil millones de dólares y los mercados del mundo están en alerta. Será la prueba más grande que el sistema financiero chino ha enfrentado en años, de acuerdo a Mark Williams jefe de Capital Economics para Asia. Evergrande es la mayor inmobiliaria china. Fue fundada en 1996. Tiene 200 mil empleados y 3.8 millones de empleados indirectos. Es desarrolladora de 1,300 proyectos en 280 ciudades. Se especializa en atender el mercado residencial con ingreso medio-alto. 12 millones de familias chinas viven en viviendas construidas por esta empresa.

¿Se mantendrá en pie o colapsará? La deuda de Evergrande equivale a 2% del PIB chino. En ella convergen varios riesgos: la incapacidad de esta compañía de cumplir los compromisos con sus acreedores; la intención de las autoridades chinas de poner freno al endeudamiento excesivo en el exterior de las corporaciones privadas y la exuberancia de algunos de los proyectos de esta empresa.

Desarrolló una isla artificial con hoteles, centros comerciales, museos, parques temáticos. Está construyendo el mayor estadio de futbol del mundo, a un costo de 1,700 millones de dólares.

¿Cómo aplica en China lo de Too Big to Fail? Las autoridades de Pekín podrían optar por el rescate de una corporación que representa un riesgo real de contagio a otras empresas, pero también podrían apostar por una quiebra que sea al mismo tiempo una advertencia a la nueva clase empresarial, en el sentido de que no habrá salvamentos de empresas privadas. Evergrande es la creación de Xu Jianjin, que la década pasada era considerado el hombre más rico de China. En los últimos años había bajado unas posiciones pero se mantenía como el número 10 en la lista de billonarios de ese país.

Hay temor por el futuro de Evergrande, pero sobre todo nerviosismo por el riesgo sistémico que podría desencadenar, en China, Asia y el mundo. Otros desarrolladores inmobiliarios podrían entrar en problemas para pagar sus deudas y arrastrarían a algunos bancos. Los mercados bursátiles podrían entrar en zona de gran volatilidad. Basta recordar que los inversionistas ya están nerviosos por la prolongación de la crisis del Cpvid y los riesgos de la inflación. En lo que va del año, Evergrande ha perdido más de 80% de su valor en la Bolsa de Hong Kong.

En cualquier caso, hay que subrayar que Evergrande está lejos de ser un problema que sólo afecta a China. Sus pasivos afectan a 128 bancos y a algunos de los mayores inversionistas institucionales globales, entre ellos Black Rock, Amundi, Fidelity, Goldman Sachs, Pimco y UBS.

Mucho dependerá de la capacidad que tengan los directivos de Evergrande de encontrar soluciones de corto plazo y las autoridades chinas de manejar las expectativas. La inmobiliaria debe encontrar compradores para algunos de sus activos, entre ellos inversiones en fábricas de autos eléctricos, edificios, centros comerciales y procesadores de alimentos. Las autoridades chinas comenzaron a inyectar dinero a los mercados. Los mayores bancos chinos han empezado a generar provisiones para un eventual default, mientras negocian prórrogas a los plazos de pago. Más allá de Evergrande, esta crisis refuerza la tesis de que China debe intensificar la corrección de uno de los aspectos más controvertidos de su modelo de desarrollo: el endeudamiento masivo para impulsar algunos sectores estratégicos. Se espera la intervención de los reguladores de Pekín para atajar el riesgo de insolvencia. Puede haber otra ola de cambios en las reglas del juego.

Hoy 20 de agosto, Evergrande está obligado a pagar los intereses de un préstamo. Son 85 millones de dólares y el mundo está al pendiente. La cantidad es pequeña comparada con el principal de la deuda, pero nadie sabe qué pasará. Pague o no pague, esta historia no habrá terminado. Vendrán otros vencimientos en los próximos meses. La duda es quién pagará los platos rotos y hasta donde llegará esta crisis. Ya han comenzado manifestaciones en la ciudad de Shenzen, donde está la sede de Evergrande. En el mejor de los casos será una explosión contenida. En el peor de los escenarios, veremos un episodio que puede parecerse al de Lehman Brothers en 2008. Pero China no funciona como Estados Unidos. ¿Cómo aplica allá el Too Big to Fail?