¿Quién se atrevería a poner una cifra en pesos para medir cada uno de los 83 asesinatos diarios que se registran en México en 2023…?
Cada hora la violencia criminal en México cuesta alrededor de 525 millones de pesos. En un año esto se convierte en 4.6 billones de pesos y equivale al 18.3% del PIB.
La cuenta anual la hace el Instituto para la Economía y la Paz y se refiere a 2022. El 18.3% es un promedio que hay que mirar con cuidado. En tres estados, el costo de la violencia fue superior al 40% del PIB: Colima, Zacatecas y Morelos. En otras tres entidades, el costo fue entre 30 y 40% del Producto Interno Bruto: Michoacán, Guerrero y Oaxaca.
¿Les parece exagerado el 18.3%… los 30 y 40% de algunas entidades? Los incidentes violentos ocasionan costos en forma de daños a la propiedad, lesiones físicas y daños psicológicos. Provocan, también, cambios significativos en el comportamiento económico: alteración en los patrones de inversión y consumo. Las personas, empresas y los tres niveles de Gobierno canalizan recursos en medidas de protección, en vez de emplearlos en actividades productivas.
El Instituto para la Economía y la Paz reconoce que puede haber un problema con el cálculo del impacto que tiene la delincuencia organizada, en delitos como la extorsión y el secuestro hay un subregistro. No es el único caso en el que hay dificultades enormes para medir o calcular. Piensen en todas las formas en que se interrumpe la normalidad de la vida económica en las regiones más violentas de México.
El gasto al que obliga la violencia empieza por ser irregular, hasta que se convierte en parte de una normalidad aberrante. El “carrito” de compras de la inseguridad incluye instalar cerraduras, candados, cámaras, rejas y alarmas. Puede incluir la compra de seguros, armas de fuego y contratación de servicios de seguridad privada. En los casos más extremos lleva al cambio de lugar de residencia o al cierre de un negocio.
La cuenta exacta es imposible. ¿Cuánto costó y cuesta el desplazamiento de 386,000 personas por violencia en México en 2022…? ¿Qué valor asignarles a los nueve asesinatos en la Central de Abastos de Toluca…? ¿Cómo medir el impacto del cierre de la Autopista del Sol, por parte de Los Ardillos…? ¿Quién se atrevería a poner una cifra en pesos para medir cada uno de los 83 asesinatos diarios que se registran en México en 2023…? ¿Cómo traducimos en super pesos todo el dolor y destrucción que dejan las 950 desapariciones mensuales que se reconocen oficialmente en 2023?
Tenemos un problema, pero también tenemos un problema en la forma en que abordamos el problema. México es el país de la OCDE que menos gasta en la contención de los problemas de violencia e inseguridad. En México, el gasto en seguridad pública y procuración de justicia es apenas 0.6% del PIB. Lo podemos comparar con el 2.5% que gasta Costa Rica; 2.1% de Colombia. El 2.0% de Estados Unidos y el 1.7% de Suiza.
Intentar la medición de cuánto nos cuesta la violencia implica otra vez avanzar en la respuesta a otra pregunta más dolorosa, ¿Cómo seríamos sin tanta violencia? ¿Cuánto podríamos crecer? ¿Cuántos empleos podríamos generar? ¿Cuánto talento podríamos atraer? El trabajo que cada año entrega el Instituto para la Economía y la Paz no es un informe oficial, como los que hace el INEGI, pero es un trabajo de alta calidad, hecho con rigor científico por una organización de la sociedad civil. Sirve para dar otra perspectiva al drama que vivimos y, eventualmente, encontrar respuestas desde los números y sus correlaciones. Medir con pesos, dólares o PIB no sustituye otros esfuerzos con enfoque más humanista. Los complementa.