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A escasos 10 días de que concluya la primera mitad del año y después de la publicación más reciente del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) con las cifras correspondientes a mayo, estamos ante un buen momento para hacer un balance del crecimiento económico en México y sus perspectivas para este 2023.

A principios de año, el consenso de expectativas de los especialistas, registrado en la Encuesta Citibanamex publicada el 5 de enero, anticipaba un crecimiento del PIB de apenas 0.9% para este año.

Esta cifra representaba una importante desaceleración contra 3.1% registrado en el 2022 y 4.7% del 2021, que todavía reflejaban un rebote postpandemia después del desplome de 8.1% en el 2020 y la contracción de 0.2% en el 2019.

La importante desaceleración esperada para el 2023 estaba relacionada con un entorno global más complejo y la falta de dinámica en los principales motores de crecimiento domésticos.

Por el lado internacional, a principios de año, el diagnóstico contemplaba que la economía global podría crecer a su tasa más baja en casi 15 años (excluyendo el año de la pandemia) mientras que Estados Unidos –nuestro principal socio comercial– estaba experimentando una importante desaceleración que amenazaba con convertirse en recesión.

Por la parte doméstica, México enfrentaba un panorama incierto con un menor margen de maniobra en las finanzas públicas, altas tasas de interés, presiones inflacionarias y un entorno político polarizado. En este contexto, aún los analistas más optimistas apostaban a un crecimiento para la economía mexicana que rondaban 1.5 por ciento.

Estas cifras contrastaban de manera importante con el estimado de 3.0% incluido en el marco macroeconómico de los Criterios Generales de Política Económica con el que se elaboró la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos.

No obstante, la actividad económica durante los primeros cinco meses del año ha mostrado una resistencia inesperada.

En el primer trimestre del año, el PIB en México creció 3.9% contra el mismo trimestre del año anterior y 1.1% contra el cuarto trimestre del 2022. Ambas cifras estuvieron por arriba del consenso de expectativas, reflejando una aceleración sorpresiva.

En los primeros dos meses del segundo trimestre de este año, el comportamiento del IOAE sugiere que, aunque el dinamismo del primer trimestre se ha moderado, la economía continúa expandiéndose a un ritmo por arriba del esperado. El crecimiento anual en abril fue de 2.4%, mientras que la cifra de mayo arrojó un incremento anual de 2.5 por ciento.

Con base en este desempeño, el consenso de analistas ha venido revisando sus expectativas de crecimiento para este 2023 considerablemente.

La encuesta Citibanamex más reciente, publicada el 6 de junio, arroja una mediana de estimados para el crecimiento del PIB en este 2023 de 2.0 por ciento. Los pronósticos más optimistas ahora se ubican alrededor de 2.5 por ciento.

De esta manera, la economía mexicana sigue desafiando la desaceleración, impulsada por el dinamismo de las exportaciones y un consumo doméstico apoyado en el empleo (aunque más de la mitad de las personas están en la informalidad) y las remesas.

La economía de Estados Unidos ha jugado un papel importante, desafiando también todos los pronósticos de recesión y manteniendo un dinamismo mejor al esperado a pesar de una desaceleración clara en sectores como el manufacturero y el inmobiliario.

Sin embargo, vale la pena recordar que el PIB de Estados Unidos es casi 10% superior a su nivel al cierre del 2018, mientras que en México el PIB por fin alcanzará su nivel del 2018 este segundo trimestre.