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A pesar de una moderada recuperación en la demanda interna impulsada por el consumo —que se ha beneficiado de un aumento en los niveles de empleo y un incremento en la masa salarial (aunque ésta permanece en un nivel bajo)—, todo indica que la economía mexicana ha tenido un arranque de año mucho más lento que el esperado. Esto debe confirmarse el día de hoy que se reporten las cifras preliminares del PIB para el primer trimestre de este año.

De acuerdo con el consenso de expectativas, dichas cifras deben arrojar un crecimiento desestacionalizado de apenas 0.3% contra el cuarto trimestre del 2014, lo cual de manera anualizada equivale aproximadamente a 1.2 por ciento. Inclusive si comparamos las cifras del primer trimestre de este año contra el mismo trimestre del año anterior, la expectativa de mercado es una expansión de apenas 2.4%, aun cuando la base de comparación es muy baja —recordemos que el consumo en el primer trimestre del 2014 fue impactado fuertemente por la implementación de la reforma fiscal—.

Dado este letárgico comienzo, la mayoría de los especialistas ha recortado sus previsiones de crecimiento del PIB de manera muy notable, lo cual desafortunadamente se ha vuelto una tendencia durante los últimos tres años.

En el 2013 la economía mexicana concluyó con un crecimiento de 1.1% contra un objetivo inicial de 3.5%, mientras que en el 2014 el crecimiento final se ubicó en 2.1% contra una proyección original de 3.9 por ciento. En esta ocasión, de acuerdo con información de la encuesta entre economistas del sector privado que publica Banamex, las estimaciones se han recortado desde 3.3% a principios de año a 2.7% en la más reciente publicación.

La disminución en expectativas no es exclusiva del sector privado, el martes el Banco de México publicó su Informe Trimestral de Inflación, donde también recortó su rango estimado de crecimiento del PIB para el 2015, de 2.5-3.5% a 2.0-3.0%, y para el 2016, de 2.9-3.9% a 2.5-3.5 por ciento.

La falta de dinamismo en la actividad económica está en parte justificada por una disminución de 9.0% en la producción de petróleo en lo que va del año en comparación con el mismo periodo del año anterior. El impacto a nivel de PIB es aún mayor si consideramos que el precio promedio de la mezcla mexicana durante el primer trimestre del 2015 tuvo una caída medida en dólares de aproximadamente 50% contra el primer trimestre del 2014.

Asimismo, las exportaciones manufactureras moderaron su tasa de crecimiento considerablemente como consecuencia de la fuerte desaceleración, al parecer temporal, en la actividad económica en Estados Unidos. También, durante los dos primeros meses del año, la inversión en construcción mostró una caída, rompiendo una racha de varios meses con crecimiento positivo.

Otro factor que tal vez no tuvo un impacto negativo en las cifras del primer trimestre pero que sin duda lo tendrá el resto del año es el recorte en el gasto del sector público. Mientras que las exportaciones manufactureras deberían mostrar una recuperación en los trimestres subsecuentes y la moderada recuperación en el consumo podría consolidarse, este impacto positivo no será suficiente para contrarrestar la debilidad de los datos en el primer trimestre y el impacto negativo de la disminución en la plataforma petrolera y alcanzar las metas originales.

Ante esta situación, es prácticamente un hecho que la SHCP también tendrá que revisar su rango estimado de crecimiento del PIB para el 2015, una vez publicado el dato del Producto Interno del primer trimestre por el Inegi.