Elecciones 2024
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Más inflación y menos crecimiento para este año y un panorama similar para el 2018. No hay mucho cambio en las expectativas de lo que viene para México en materia económica en los siguientes años.

Quizá destaca que los analistas que consulta el Banco de México de manera mensual no calculan que pueda haber algún impacto especial de los sismos ni en los precios ni en el desempeño económico.

Pero esta estabilidad en lo que tiene que ver con la expectativa de los números contrasta notablemente con las fuentes de preocupación de los expertos en economía respecto a qué será un lastre para crecer.

Cuando a principios del año no se hablaba de otra cosa más que del impacto negativo de la entrante presidencia de Donald Trump, el principal lastre para el crecimiento era la inestabilidad política internacional.

A la par de otras calamidades externas como la debilidad del mercado externo y la economía mundial. Eran los meses y los años en que la propaganda oficial rezaba que la inestabilidad llegaba desde el exterior.

La más reciente encuesta del banco central entre expertos deja ver que el problema es interno y que los únicos responsables de no poder aspirar a un mejor estadio económico están dentro de nuestras fronteras.

Tema número uno de los que saben de economía son los problemas de inseguridad pública. Si se consultara a los expertos en sociología, en medicina o en estructuras quizá tendrían esta coincidencia. Este país es inseguro y eso impide crecer.

Y los que tienen bajo su responsabilidad corregir esta realidad de un país violento e inseguro son los que de hecho constituyen parte de los problemas y además en el top five de las angustias.

El segundo lastre desde la óptica de estos economistas mexicanos y extranjeros es la plataforma de producción petrolera, un problema netamente mexicano. Y el tercer lastre para crecer es la incertidumbre política interna.

Sí, la cercanía del proceso electoral y la elevación de la temperatura por parte de los partidos políticos hacen de la clase política un pasivo. Muchos lo saben y de hecho apuestan a esa confrontación para sacar ventaja para sus causas particulares.

Mercado interno débil, presiones inflacionarias, incertidumbre por la economía del país, la política de gasto público, las tasas de interés y la deuda. Todos temas de índole interna que hacen creer a estos especialistas que hay mucho peso añadido a la barca económica nacional.

La realidad es que los cálculos macroeconómicos tienden a mejorar, al menos a mantenerse sin cambios bruscos. Pero en las proyecciones del próximo año no hay expectativas de tener un mejor crecimiento en buena medida por esos factores subjetivos que pesan no sólo entre los expertos en economía, sino entre toda la población.

Cuando algunos sectores hablan del beneficio para el Producto Interno Bruto del proceso de reconstrucción tras los sismos, o aquellos que aseguran que no habrá repercusiones en el crecimiento económico o en la inflación por estos fenómenos naturales no pretenden ser insensibles, simplemente la opinión es desde la distancia de la visión del analista.