La economía estadounidense mantiene una amenaza de desaceleración hasta niveles incluso recesivos al cierre del año, pero por ahora mantiene un ritmo aceptable
Aparentemente tienen todo lo que deseaban, una inflación que muestra una desaceleración consistente, 11 meses consecutivos de una desinflación que tiene la tasa general ya en mayo en 4% y los precios de los energéticos, en especial la gasolina, con una baja drástica.
Sí, los precios de los alimentos se mantienen con presiones inflacionarias importantes. El subíndice de alimentos tiene una tasa anualizada de 5.8% hasta mayo pasado. El pan y el azúcar se mantienen con inflaciones a doble dígito, pero al menos el precio del huevo tuvo una baja histórica.
La economía estadounidense mantiene una amenaza de desaceleración hasta niveles incluso recesivos al cierre del año, pero por ahora mantiene un ritmo aceptable.
En fin, habría elementos como para que el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (Fed) hubiera festinado el éxito de su política monetaria y decretaran el final de la etapa de incrementos en el costo del dinero, que llevó la tasa interbancaria desde prácticamente cero a principios del 2022 al actual 5.25 por ciento.
Pero no, lo que hizo el banco central de Estados Unidos fue optar por una pausa en su ruta de incremento del costo del dinero sólo durante esta pasada reunión. Pero la advertencia es que podrían llegar dos aumentos más de un cuarto de punto en lo que resta del año.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, con esa necesaria cara inexpresiva que evita comunicar emociones que se malinterpreten, refrendó que no darán un solo paso atrás para lograr su objetivo de regresar la inflación general a los niveles cercanos a 2% anual.
Esto es lo que hace un banco central que sabe comunicar y que puede influir en los mercados con sus palabras, no sólo con su nivel de tasas.
En el mercado le creen a Powell y compañía del Comité de Mercado Abierto que no se tocarán el corazón para subir nuevamente la tasa interbancaria tan pronto como su reunión de julio, si es que eso fuera necesario.
La credibilidad que tengan estos banqueros centrales de que no están blofeando es indispensable para que los mercados no actúen en sentido contrario de la palabra del banco.
Hay razones en los números para apoyar el mensaje de ayer del banco central estadounidense. Si bien la inflación general está ya en ese 4% anual el mayo pasado, la inflación subyacente se mantiene en 5.3% anualizado, que si bien muestra una reducción comparada con 5.5% de abril, de cualquier forma, es muy alto para las metas del banco central.
¿Podría la tasa de interés de referencia de la Fed estar cerca de su nivel terminal en esta etapa restrictiva?
Podría de hecho, ya estar ahí. Pero eso es algo que pueden calcular infinidad de economistas con base en las trayectorias de los precios y hasta las expectativas geopolíticas. Pero la magia del banco central de Estados Unidos es que sólo los participantes del órgano que toma decisiones de política monetaria lo pueden determinar.
Mientras tanto, su papel es comunicar en cuánto queda la tasa, pero también dejar en claro el mensaje de que a pesar de lo que digan fuera de su bunker, su decisión es la única que cuenta.